miércoles, 29 de julio de 2009

El beso



El tenia 18 recién cumplidos. Ella tenía 27 pasados. El estaba tranquilo, casi asustado. Ella, desde el otro lado de la barra -y de la vida- lo miraba fijamente a través de su vaso de whisky. Esa boca, se dijo, él es un niño pero esa boca no es de niño. Esa boca es de dios.
Se le pegó con alguna excusa. Le habló de cualquier cosa. Luego se le acercó mucho más, le puso el índice en la barbilla y le dijo: ¿qué tienes ahí, en el labio? El no pudo responder. Ella, más cerca, agregó: una costrita, un puntito, de repente es un... y juguetona, lo besó. Fue un beso breve pero de roce intenso, con calor, con entrega, con intercambio de muchas cosas.
¿Un puntito? -dijo él cuando ella lo soltó, sin respetar el silencio de los buenos besos- Debe ser herpes. Me contagió mi prima cuando teníamos 14.