jueves, 29 de octubre de 2009

El río del adiós

El es duende.
Ella es hada.
El es viejo y gruñón.
Ella es brillante y alegre.
Se quieren. Viven juntos. No comparten un hongo sino una gran pluma caída.
De repente, un día, los campos se secaron, las flores desaparecieron y los árboles rectos doblaron sus espaldas, como vencidos por el peso del cielo.
El duende se volvió más gruñón y se culpó de tantas desgracias.
El hada temía llorar, para no agregar al vaso de la desdicha una gota más.
Siempre se habían mirado a los ojos. Ahora él miraba más allá, hacia una línea en el horizonte, a través de ella, de los árboles, de la noche. Miraba incluso el alto risco a donde nunca la dejaba subir, por miedo a un accidente.
El dormía con las manos apretadas, intentando soñar con alguna solución. Ella dormía contando las estrellas, esperando que las vueltas del cielo lo resuelvan todo.
De repente, un día, él comprendió.
Decidió no mirarla más a los ojos. Miró su cuerpo de hada por primera vez, como quien otea un horizonte desconocido. Miró los pies de ambos: los de él, ahora, tenían raíces. A los de ella les estaban creciendo alas.
La llevó al borde del risco, donde siempre temió verla. Esperó que el viento se alegre y le soltó las manos. Ella voló y se alejó, llevada por la brisa de una nueva fortuna.
El duende gruñón se sintió feliz y, por eso, dejó escapar una lágrima.
El hada feliz se sintió triste y, por eso, dejó escapar una lágrima.
Las dos gotas formaron un río. El río salvó los campos. El verde trepó los montes. Los árboles se enderezaron, las flores renacieron y los frutos volvieron a ser dulces.
Ella ahora es mariposa y baja a ver que las flores y los frutos estén sanos. El es árbol. Vigila. Da sombra. Y cuando ve acercarse a la mariposa, baila. Aunque dice: yo no bailo, simplemente me dejo mecer por el viento.

lunes, 26 de octubre de 2009

Hombre trabajando


El fin de semana terminé de adaptar Cascanueces, de Hoffmann, a teatro para niños, aunque manteniendo algo de ese toque macabro que el autor cultivaba. Me la pidió Jorge Villanueva, quien me prestó un par de libros antiguos, bonitos, sugestivos. Va la canción final:

Voy a regalarte un sueño

un sueño de navidad

envuelto en estrellas rojas

al pie del árbol está

al pie del árbol del tiempo

sueña siempre y pide más

sueña siempre y pide al cielo

un camino de cristal

y si avanzas mientras pides

tu sueño se cumplirá

al pie del árbol del tiempo

sueña siempre y pide más

Sueña el amor, sueña un mundo

hecho de luz y de paz

si sueñas al pie del árbol

tu sueño se cumplirá.

al pie del árbol del tiempo

sueña siempre y pide más.




Ilustración de Roberto Innocenti.

sábado, 24 de octubre de 2009

Para atravesar una noche invisible

El miedo es el enemigo de los viajes
de los puentes / de los primeros besos
Pesa en los zapatos
Pesa en las lágrimas en los relojes
Nos hace huir de quien nos necesita
como de los fantasmas (seré siempre un ejemplo).
Es un rayo que baja cuadro a cuadro
y su mayor triunfo
es el vacío de las almas.
Pero el miedo
tiene miedos
teme que lo identifiques
que le encuentres la raíz / el epicentro
que te tapes los oídos
o descubras que su tumba es el olvido.

Aprende a cruzar la noche
sin temor / fosforescente
sonrisa / brazos en cruz
ni gatos negros ni violadores
partirán en dos tu santo camino en llamas.
El miedo es
un mar negro
camina sobre él
tú misma eres el cayo de coral iridiscente
te vemos desde el cielo /un punto que titila
tú nos llamarás futuro
te llamaremos
confianza.

jueves, 15 de octubre de 2009

Perfiles: la Drama queen


Les dicen Drama queens. Hacen escándalos por todo. Si cometes un error no te dirá: "no hagas eso de nuevo", te gritará ERES UN DESCONSIDERADO Y NO SE COMO TE AGUANTO TANTAS IDIOTECES. Drama queen no busca la solución, busca el conflicto. Es incendiaria, es hiperexpresiva, es manipuladora y continuamente está ofendida o cree que debería estarlo: siempre le están robando, la están acusando, la ofenden, la molestan. Genera silencios insoportables y tensiones que podrían matar a cualquiera de una embolia. Puedes disfrutar con ella una fiesta maravillosa y al día siguiente sufrir un ataque-de-gritos porque no le dijiste en los primeros cinco minutos lo linda que estaba. Le puedes regalar la luna y torcerá los labios en una mueca porque se la bajaste fría.

La Drama queen no está molesta: está molesta contigo. Por eso puede reírse con todos alrededor pero lanzar hacia ti, de soslayo, una mirada de hielo que significa húndete en la tierra y no me hables más. Para la Drama queen el desprecio y el maltrato son licencias que puede darse porque soy mujer o porque soy así o por lo que sea, y sabe muy bien que eso que hace es maltrato... porque no se lo aplica jamás a nadie más que a ti. Y es que ella cree que si tú eres el novio o el amigo que debe aguantar sus reacciones, el afortunado eres tú por tenerla cerca y no ella por tener quien la soporte. No está hecha para ti sino para sinvergüenzas que la desprecien como ella quisiera. Porque la gritaron mucho de chica y eso le hace creer que el castigo y la amenaza son el Esperanto de las relaciones.
La Drama queen transforma al hombre, lo vuelve cariñoso y atento y además, obediente, meloso, silencioso, paciente. Con suerte lo encontró así. No importa si se empareja con chihuahua, dálmata, rottweiler o labrador, al final los vuelve a todos San Bernardos. Luego, si no logran soportar el esfuerzo emocional, los espanta o los mata de tedio. Si no eres obediente y sumiso te aplastará lentamente: Su corazón es enemigo de tu hígado y no parará hasta destruirlo.
Tiene una grabadora para el mal humor: si se acostó enojada o dejas de verla luego de una discusión, al día siguiente -o al año siguiente- como el DVD que vuelve al punto donde dejaste la película, ella retomará su odio y su mal humor. (Lo sentimos: la grabadora no retiene los buenos momentos).
Poco a poco, Drama queen espanta a todos. Sólo consigue amigas parecidas a ella, para hablar mal de tooooda esa gente malvada y desconsiderada que comete errores imperdonables -no llamó a la hora, no avisó de algún cambio simple, habló con alguien a quien NO DEBIO hablar- lo que hace que se rodee de personas débiles, castradas del alma o igualmente escandalosas. O quizás de algún zorro que finge paciencia para llevársela por una noche y luego salir corriendo mientras Drama queen le arroja cosas, profundamente herida y pensando en cuán mal hablará de él con su público, sus Drama queen servants. Si consigue alguien bueno no reconocerá la propuesta de paz que le ofrecen para la vida y lo tomará como indiferencia, a ti mis problemas no te importan, tú eres frío y no sientes como yo, lo que pasa es que no me quieres. Las Drama queen no nacen: se hacen. Pero nunca se deshacen. Sólo te queda decirte: esto es lo que oiré toda la vida, y agradecer a Dios el regalo y recibirlo (eso sí, bien calladito) o correr, Forrest, correr por tu vida que allí viene la Drama queen con las manos llenas de cuchillos. Si te bota, escapa sin discutir. Si empaca, déjala irse y como la mujer de Lot, no mires atrás o te quedarás allí para siempre, salado, saladísimo.