martes, 3 de febrero de 2015

Un poema de Roque Dalton



Para cuando la muerte...

(De México, 1962)

Para cuando la muerte con sus pájaros 
de espuma negra brote de mi piel
para cuando mis huesos interroguen
al aire por sus jugos y mareas
y del ojo caído las raíces
eleven sus rituales desolados
para cuando ya sea el substituido
por los caminos el único que falta
para cerrar la cuenta de los pasos del día
mis palabras ahogadas seguirán animando
en tu cuerpo de plata de cosecha madura.

Al olvido tenaces dimos muerte completa
viajeros de la misma religión amorosa.


domingo, 1 de febrero de 2015

De una novela de Javier Marías



"Si somos incondicionales de un amor, o de un amigo, o de un maestro, tendemos a acoger a cuantos los rodean, no digamos a los que les son esenciales: a los hijos imbéciles, a las mujeres exigentes o venenosas, a los maridos pelmazos y aun despóticos, a las amistades turbias o desagradables, a los colegas desaprensivos de los que dependen, a aquellos a los que no vemos cosa buena ni hallamos la menor gracia y que nos llevan a preguntarnos de dónde procede la estima que les profesan esos seres por cuya aprobación nos desvivimos: qué pasado los une, qué sufrimiento compartido, qué vivencias comunes, qué saberes secretos o qué motivos de vergüenza; qué extraña nostalgia invencible.
Intentamos mostrarnos amables y gratos e inteligentes, y ganarnos una palmada en la espalda -de nuestro amor un beso o lo que suele seguirlos, o por lo menos una mirada que nos prolongue un poco más la esperanza-, y no entendemos que haya individuos estridentes o romos o deficientes o muy limitados que, a nuestros ojos sin merecimiento alguno, obtienen gratis lo que a nosotros nos cuesta tanta inventiva y tanto brío y tanto alertar. La única respuesta es con frecuencia que esa gente viene de antes, que nos precede desde hace mucho en la vida del amor o del amigo o del maestro, que ignoramos siempre; que han recorrido mucho camino juntos, quizás ensuciándose en el barro, sin que nosotros estuviéramos allí para acompañarlos, ni para presenciarlo.
A la vida de las personas siempre llegamos tarde."

En Así empieza lo malo de Javier Marías.