lunes, 27 de agosto de 2012

Un poema de Federico García Lorca



Preciosa y el aire

Su luna de pergamino 
Preciosa tocando viene 
por un anfibio sendero 
de cristales y laureles. 
El silencio sin estrellas, 
huyendo del sonsonete, 
cae donde el mar bate y canta 
su noche llena de peces. 
En los picos de la sierra 
los carabineros duermen 
guardando las blancas torres 
donde viven los ingleses. 
Y los gitanos del agua 
levantan por distraerse, 
glorietas de caracolas 
y ramas de pino verde.

*

Su luna de pergamino 
Preciosa tocando viene. 
Al verla se ha levantado 
el viento que nunca duerme. 
San Cristobalón desnudo, 
lleno de lenguas celestes, 
mira la niña tocando 
una dulce gaita ausente.

Niña, deja que levante 
tu vestido para verte. 
Abre en mis dedos antiguos 
la rosa azul de tu vientre.

*

Preciosa tira el pandero 
y corre sin detenerse. 
El viento-hombrón la persigue 
con una espada caliente.

Frunce su rumor el mar. 
Los olivos palidecen. 
Cantan las flautas de umbría 
y el liso gong de la nieve.

¡Preciosa, corre, Preciosa, 
que te coge el viento verde! 
¡Preciosa, corre, Preciosa! 
¡Míralo por dónde viene! 
Sátiro de estrellas bajas 
con sus lenguas relucientes.

*

Preciosa, llena de miedo, 
entra en la casa que tiene, 
más arriba de los pinos, 
el cónsul de los ingleses.

Asustados por los gritos 
tres carabineros vienen, 
sus negras capas ceñidas 
y los gorros en las sienes.

El inglés da a la gitana 
un vaso de tibia leche, 
y una copa de ginebra 
que Preciosa no se bebe.

Y mientras cuenta, llorando, 
su aventura a aquella gente, 
en las tejas de pizarra 
el viento, furioso, muerde.

domingo, 19 de agosto de 2012

George Steiner


Entrevista a George Steiner en El País, Madrid

George Steiner (París, 1929) es un hombre apasionado por su trabajo, al que cada vez le molesta más que le hagan preguntas sobre cuestiones políticas. En la conferencia de prensa que dio el jueves, antes de la entrega ayer de los galardones de la 21ª edición de los Premios Príncipe de Asturias, acabó poniendo casi cara de perro ante las incesantes preguntas sobre el incierto panorama mundial tras los atentados terroristas en Estados Unidos. Él quería hablar sobre todo de su trabajo, que le apasiona, la enseñanza. "Me necesitan los estudiantes que quieren aprender a leer, las personas que tienen dificultades con la lectura", dijo.

George Steiner llegó a Madrid precedido de cierta fama de cascarrabias, pero enseguida fue fácil darse cuenta de que lo que a él le interesa sobre todo es la precisión, llegar al meollo de las cosas. Dijo que sí, que es escritor y filósofo, pero que, por encima de todo, se considera un profesor. ‚Toda mi vida he sido profesor de Literatura. Llevo 50 años ayudando a leer'. Autor de obras como Antígonas (Gedisa), La muerte de la tragedia (Azul), Errata: una vida a examen (Siruela) o Gramáticas de la creación (Siruela), su obra más reciente, entre otras muchas, ayer quiso hablar sobre todo del trabajo del crítico, de la importancia de la enseñanza, del futuro de las humanidades, de las letras, y de su papel ante el imparable avance de las ciencias.

Hijo de judíos austriacos, que emigraron a París, donde él nació, tras la anexión de Austria a Alemania, en 1940, cuando Francia fue invadida por tropas alemanas, se exilió a Estados Unidos y tomó su nacionalidad. Ha repartido desde entonces su intensa vida entre Estados Unidos y el Reino Unido, donde imparte clases en la Universidad de Cambridge. Steiner domina varios idiomas, el inglés, el francés, el alemán y el italiano. Entiende y lee bien el español, pero no lo habla. ‚Y esto me resulta muy embarazoso'. Con modestia y humildad, pidió perdón por no poder expresarse en España en español.

La entrevista se desarrolló en la habitación del hotel en el que reside durante estos días. Encima de la mesa, dos de sus libros traducidos al castellano, Pruebas y palabras (Destino) y El traslado de A. H. a San Cristóbal (Mondadori). Vestido con elegante desaliño y con su inseparable pipa apagada, cortó de raíz cualquier pregunta que no le interesara. Tenía prisa, pues debía asistir a una de las numerosas recepciones que se celebraron ayer en honor de los premios Príncipe de Asturias, pero fue amable y paciente.

Pregunta. Reconocido teórico de la literatura, usted ejerció la crítica durante 25 años en The New Yorker, luego en el diario The New York Times y también en The Economist. ¿Cuál es, en su opinión, la función del crítico literario?

Respuesta. Lo que nunca podemos hacer es confundir el genio del creador con el trabajo del crítico. Pushkin dijo de sus traductores que eran los carteros. Por supuesto que es un trabajo estupendo, pero él los llamó así.

Mi batalla es contra los posestructuralistas que han mezclado la importancia de la creación con el comentario literario. El libro viene antes. El señor Cervantes, el señor Lorca y el señor Shakespeare no necesitan al señor Steiner, pero el señor Steiner los necesita a ellos.

P. Y, siguiendo con este razonamiento, ¿quiénes necesitan al señor Steiner?

R. Me necesitan los estudiantes que quieren aprender a leer, personas que tienen dificultades con la lectura, por ejemplo, no es fácil leer a Góngora. Yo soy el cartero. No escribo, recuerden eso. Hace 50 años hice este comentario y parece ser que en el mundo académico no sentó muy bien, porque ellos son un poco pretenciosos. Cuando Derrida dice que el texto es un pretexto, yo digo que no. Yo necesito el texto y el texto me necesita mí. El trabajo de cartero es maravilloso, sobre todo, en el sentido de encontrar el buzón donde echar la carta.

P. Pero usted está en los dos lados, en el de la crítica y en el de la narrativa. Ha publicado novelas como Anno Domine o El traslado de A. H. a San Cristóbal.

R. No es así. Solamente algunos grandes están en esa situación, como Umberto Eco. Él puede decir que es el autor de El nombre de la rosa, novela de la que ha vendido millones de ejemplares. Hay también grandes poetas que son críticos como T. S. Eliot. Esta dualidad se puede ver casi como un incesto en la misma persona. Yo soy muy feliz como profesor. Hay que recordar que la palabra rabino no es equivalente a sacerdote, sino a profesor, a magisterio. En la tradición judía, enseñar equivale a crear.

P. Usted estudió, además de Literatura y Filosofía (se doctoró en Cambridge), Matemáticas y Física en las universidades de Harvard y Chicago. ¿Se siente físico o matemático?

R. No. Y reconozco que la ciencia es más importante. Autores como Clarke o Asimov fueron capaces de ver el futuro. Creo que los escritores de ciencia-ficción son más importantes porque a través de sus obras vieron el futuro. La novela británica habla del adulterio que hay en los barrios ricos, no en los pobres. Hoy por hoy la novela es como una aspirina que te tomas después de salir del trabajo.

P. ¿Y el futuro de la narrativa? Usted polemizó con Salman Rushdie sobre el fin de la novela.

R. Hay grandes poetas y grandes compositores, pero lo mejor está en las biografías y en los ensayos científicos y políticos, porque hablan de las cosas realmente importantes, de lo que interesa a la gente. Estoy convencido de que hay tres grandes idiomas, la lengua, las matemáticas y la música. Yo no fui capaz de aprender matemáticas ni música, pero reconozco su importancia. Las matemáticas son un idioma universal.

P. ¿Qué futuro tienen a su juicio las humanidades frente a las ciencias?

R. Posiblemente, hoy en día, las ciencias y la tecnología se hayan hecho mucho más emocionantes que el ámbito de las humanidades. Ahora estamos volando alrededor de Marte y quizá sólo pasen diez años para que sea posible la creación de la vida molecular, quizá sólo falten diez años para solucionar el problema de la conciencia humana, del cerebro humano. Los mejores datos estadísticos nos muestran que más del 80% de los individuos con más talento está en el ámbito de las ciencias. En el Renacimiento, si hubiéramos estado en Madrid, Florencia o Roma, nos habría gustado comer con pintores o con gentes de letras, pero ahora es un gran privilegio para nosotros ir a comer con un científico. Son más interesantes y más modestos. Muchos de ellos intentan que comprendas lo que hacen. En Cambridge y en Harvard conocí a hombres y mujeres que habían recibido algún Nobel y no lo decían.

P. Usted es un apasionado de lo que llama el lenguaje compartido. Las distintas lenguas, las traducciones de un idioma a otro, ¿en qué medida intervienen en el entendimiento entre las civilizaciones?

R. Hasta los matrimonios se enfrentan con este problema. No nos entendemos los unos a los otros. Hacemos lo mejor que podemos pero caemos en fallos continuos. Ahora hay dos idiomas que se están difundiendo a nivel mundial, uno es el angloamericano, que en un futuro próximo todo el Planeta utilizará como lenguaje comercial, de ciencias, de tecnología. El otro idioma es el español, que se está extendiendo en la Costa Este y Oeste de Estados Unidos cuatro kilómetros cada año. Esto es fantástico. Hay 5.000 idiomas en el mundo y no existe la traducción perfecta. Y yo me alegro de esto, porque hacen la vida mucho más interesante.

P. No es optimista respecto al futuro de las letras.

R. Les pido que se formulen a sí mismos esta pregunta: ¿realmente creen ustedes que tendremos nuevamente un Cervantes, un Shakespeare, un Mozart o un Miguel Ángel? La respuesta debería ser sí, mañana por la mañana. Pero ninguno de nosotros cree esta afirmación. Las culturas cambian continuamente y puede que un día los historiadores digan que después de Freud, Einstein... la civilización se encontraba viviendo un gran momento en el ámbito de las ciencias, ¿por qué no?

P. Usted ha dicho con una brillante frase que nunca como ahora ha habido más información y menos conocimiento. ¿A qué lo atribuye?

R. El último hombre que pudo entender todas las disciplinas, el arte, la literatura, las ciencias, las matemáticas, fue Leibniz y eso ocurrió hace más de 300 años. El mundo de la física, de la ciencia, de la cosmología no está abierto para alguien que no sepa matemáticas. Nuestra tragedia es que parece que hemos abandonado, que ya no creemos que necesitemos las matemáticas para poder entender las ciencias. Siempre cito un ejemplo: el edificio más fantástico del mundo se encuentra en Bilbao y su arquitecto, Frank Ghery, comentó que usó su ordenador y que recurrió a las funciones elípticas más avanzadas para construirlo. No fue su cerebro. Fue su ordenador quien le dijo si era posible o no utilizar esas formas o usar titanio en lugar de madera. Él no podía entender la tecnología que dominaba.

P. Profesor, como a usted le gusta definirse, y por este orden, es un teórico de la literatura, estudioso de la cultura europea y provocador. Todo parece indicar que disfruta mucho con su trabajo.

R. Sólo puedo decir una cosa. Todos los días, cuando me levanto, a primera hora de la mañana, doy gracias porque puedo decir que he tenido una vida muy interesante.

Escritor y crítico estadounidense, pionero en el campo de la literatura comparada y especialista en el estudio de la cultura europea. Francis George Steiner nació en París de padres judíos austriacos y emigró con su familia a Estados Unidos en 1940, huyendo del régimen nazi. Estudió en la Universidad de la Sorbona, en París, y en las universidades de Chicago, Harvard y Oxford. Trabajó en el periódico The Economist entre 1952 y 1956, y desde 1961 hasta 1969 fue profesor en el Churchill College de Cambridge. Volvió a Estados Unidos para enseñar en las universidades de Nueva York y de Yale. En 1974 accedió a la cátedra de Lengua Inglesa y Literatura Comparada en la Universidad de Ginebra, y se convirtió en profesor emérito en 1994, año en que también fue nombrado profesor visitante de Literatura Europea Comparada de la Universidad de Oxford. El primer éxito de Steiner fue La muerte de la tragedia (1961), una obra ambiciosa en la que proclamaba la incapacidad de la literatura para humanizar a los lectores. El lenguaje, una de sus constantes preocupaciones, es el eje sobre el que giran muchas de sus obras posteriores como Lenguaje y silencio (1967), En el castillo de Barbazul (1971) y Presencias reales (1989). Su gran obra humanística, Después de Babel (1975), se centra en los misterios de la traducción y la comunicación. Steiner, que vivió una infancia políglota y que domina varios idiomas, afirma en ella que es la existencia de una gran diversidad lingüística lo que ha permitido al ser humano obtener la libertad para reescribir el mundo en una multiplicidad de libertades. Es autor asimismo de varias obras de ficción, como la novela El traslado de A. H. a San Cristóbal (1981), cuya trama gira en torno a una imaginaria conversación en la selva amazónica brasileña entre un Hitler ya anciano y sus capturadores israelíes. Otras de sus aportaciones son Nostalgia del absoluto (1974), Antígonas: una poética y una filosofía de la lectura (1984), Pasión intacta (1996) y su autobiografía Errata: el examen de una vida (1997). En 2001 publicó Gramáticas de la creación. El mismo año fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
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Copio esta entrevista del sitio de la Revista Observaciones Filosóficas. Muy interesante. O no encontré o no vi bien, pero el nombre del entrevistador y la fecha de la entrevista no figuran en la página.

jueves, 16 de agosto de 2012

Ya viene la revista Buensalvaje.

Detrás de esto está Dante Trujillo. Y la anuncian así:


"Hacer una revista de literatura es un desafío. ¿Cómo no serlo en uno de los países con el índice más bajo de comprensión lectora del planeta? Todos sabemos de qué estamos hablando. Lo oímos. Lo repetimos. «En el Perú nadie lee». «Los libros son muy caros». «No hay librerías». «Aquí no hay buenos autores». «La literatura no evoluciona como los multimedios». Pero se trata de medias verdades, de pretextos más que de sentencias. No son axiomas. Lo cierto, más bien, es que el Perú ha parido narradores, poetas y pensadores sustanciales para las letras de nuestro idioma. También es cierto que hoy, aquí, lo relacionado con los libros (creación y edición literaria, organización de ferias, número de lectores y de bibliotecas) avanza. Lento, pero seguro.
Por eso, dejamos las justificaciones de lado: vamos a hacer una buena revista de literatura. Con voz propia. De libros y de arte, de escritores y de artistas. De ideas. Una publicación para ver, pero sobre todo para leer. Y releer. Para guardar y regalar. Muchas palabras sentidas y con sentido. No ruido.
Que quede claro: no ruido.
Hablamos de la mejor publicación periódica (bimestral) que podamos lograr con un presupuesto bajísimo. La que siempre quisimos en el micro, en la cama, en el baño, en la playa, en el parque. Una que nos diga cosas que también queremos saber, que apueste por algo más que lo inmediato, lo chato, lo poco o mal entendido. Una que estimule el debate sobre lo que sucede con las letras en nuestro país y en el mundo. Que nos ponga en contacto con Latinoamérica, con nuestros vecinos, nuestra lengua. Que active a todos los actores alrededor del libro: escritores, editores, distribuidores, libreros y, sobre todo, lectores. Sí, principalmente lectores. Porque esta es una revista libre —como debería ser la cultura y su acceso a ella— que va a llegar a la mayor cantidad de gente posible, superando todos los prejuicios, todos los temores agoreros.
Ponemos la valla tan alta porque, cuando la realidad se muestra insuficiente o sencillamente precaria, apostar y trabajar por los sueños es lo más sensato. Y así lo soñamos. Lo pensamos. Lo queremos: ¿por qué llegar solo a unos pocos, a una élite? ¿Por qué no superar a casi todas las revistas locales e imprimir y distribuir, para empezar, diez mil ejemplares? A un precio más que justo para quienes puedan pagarla, y gratis para quienes no.
¿Por qué no demostrar que se puede ser popular sin circo ni frivolidad? ¿Por qué no, si sabemos que no hay nada más revolucionario que la literatura?
Buensalvaje es literatura. Y es, por mucho, un experimento, un revés para los escépticos: se trata de una revista de sus lectores, quienes alimentarán una cadena de valor. Gracias a esta, las personas que se suscriban anualmente a la revista (a un precio casi simbólico, aproximadamente diez soles por ejemplar) podrán no solo recibirla en su casa (más una serie de beneficios), sino que harán posible que esa misma publicación llegue a nueve personas más que no conocen el proyecto o no pueden costear un ejemplar. De esta manera, adquirir la revista no implicará comprarla, pero sí apoyar su permanencia. Estamos seguros de que existen los suficientes interesados en apoyar a sostener nuestro plan. Vamos, nuestro sueño.
Pero ojo, que en el desarrollo de Buensalvaje no hay quimeras. Sus creadores contamos con experiencia, trabajamos en una empresa que desarrolla productos editoriales de primer nivel. A eso nos dedicamos. Lo que pasa es que la idea de sacar adelante una publicación que leamos solo por placer no nos dejaba tranquilos, así que nos pusimos a pensar en ello hace ya un tiempo. A crear un tabloide de 32 páginas con narrativa, pensamiento, ensayo. Fondo y forma. Noticia, tendencia, divulgación. Ficción y no ficción. Opinión, debate y propuesta. Relatos, poesía, crónicas. Reseñas y críticas. Un poco de artes plásticas y visuales, cine, teatro y música. Entrevistas y contenido inédito, tribuna para los que inventan, para los que se adelantan. Lecturas para todos, lectores de a pie.
Eso es Buensalvaje.                                              
Porque amamos los libros en cualquier formato y creemos que leer nos hace más libres, nuestro anhelo es ganar más lectores para el Perú. Buensalvaje estará en la calle cada dos meses, desde el lunes 3 de setiembre. Sí o sí".