jueves, 27 de diciembre de 2007

Hoy es un día más


Como todos los días, hoy visito varias páginas que quiero compartir:

Para leer todo el año. Feliz 2008.


Y juntos seguiremos viajando

Aquella linea del horizonte resplandece
porque te has ocultado en algún lugar.
Cuántas luces y añoranzas
porque estás tú solo en alguna parte.
Vamos, para empezar, un pedazo de pan,
un cuchillo, una linterna, mete todo en la mochila.
Mi padre me dejó sus cálidos sentimientos.
Tu madre su tierna mirada.
La tierra gira y nos cubre,
las pupilas resplandecen y las luces parpadean.
La tierra gira llevándonos de un lugar a otro.
Algún dia nos volveremos a encontrar
y juntos seguiremos viajando.

Me lo envío mi amigo, el director de teatro Jorge Villanueva, como saludo navideño, con una nota al pie: Canción popular japonesa. Felices fiestas para todos.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Mi nombre es Legión


TODAS LAS CARTAS DE AMOR SON

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor
si no fuesen ridículas.
También en mi tiempo yo escribí cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Pero, al fin,
sólo las criaturas que nunca escribieron
cartas de amor
son las que son
ridículas.
Ojalá volviera al tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.
La verdad es que hoy
son mis recuerdos
de esas cartas de amor
los que son
ridículos.
(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas.)

De Fernando Pessoa, poeta portugúes (1888-1935) o mejor dicho de uno de sus muchos heterónimos, personalidades de nombres diferentes con las cuales escribía libros de poesía diversos y únicos, y algunos también bastante esdrújulos. Más sobre él en la Wikipedia.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Amiguitas


Lo mejor del 2007 fue la gente, como la que me recibió en este proyecto. Pastilla, Cayita, Peque: son inolvidables. Como Pati y Annelise. Gracias por todo. Me dejaron mucho más que este afiche. Me quedo con todo.

martes, 4 de diciembre de 2007

Y tú sonreías

Soñé que pasaba algo terrible que temía desde siempre. Algo que en otro tiempo me hubiera hecho feliz. Algo que a ti te hacía sentir por encima de mí. Temblé. Lloré. Desperté porque el teléfono sonaba y sonaba. Contesté. Oí tu voz. Volví a temblar.