La última que uso es de mi hija Alicia, de cuando tenía casi 6 años.
Ella me dijo una tarde:
-Papá, ¿quieres que cierre la luz y apague la puerta?
-Papá, ¿quieres que cierre la luz y apague la puerta?
Y yo le contesté, demasiado corrector:
-Querrás decir que cierre la puerta y que apague la luz.
Entonces ella, mirándome furiosa, me fulminó con una frase:
-Papá: no importa lo que se dice sino lo que se entiende.
Y desde entonces la uso y quedo como un brillante analista del discurso, la relación entre emisor/receptor y la polivalencia semiótica. Gracias Alicia.
-Querrás decir que cierre la puerta y que apague la luz.
Entonces ella, mirándome furiosa, me fulminó con una frase:
-Papá: no importa lo que se dice sino lo que se entiende.
Y desde entonces la uso y quedo como un brillante analista del discurso, la relación entre emisor/receptor y la polivalencia semiótica. Gracias Alicia.