domingo, 20 de marzo de 2011

Un poema de Pedro Salinas


¿Serás, amor
un largo adiós que no se acaba?
Vivir, desde el principio, es separarse.
En el primer encuentro
con la luz, con los labios,
el corazón percibe la congoja
de tener que estar ciego y solo un día.
Amor es el retraso milagroso
de su término mismo;
es prolongar el hecho mágico
de que uno y uno sean dos, en contra
de la primer condena de la vida.
Con los besos,
con la pena y el pecho se conquistan
en afanosas lides, entre gozos
parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está esperando,
hermana de la muerte o muerte misma.
Cada beso perfecto aparta el tiempo,
le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.
Ni en el llegar, ni en el hallazgo
tiene el amor su cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo, altísimo, temblando.
Y la separación no es el momento
cuando brazos, o voces,
se despiden con señas materiales:
es de antes, de después.
Si se estrechan las manos, si se abraza,
nunca es para apartarse,
es porque el alma ciegamente siente
que la forma posible de estar juntos
es una despedida larga, clara.
Y que lo más seguro es el adiós.

martes, 15 de marzo de 2011

Usted tiene un nuevo mensaje.


Mensaje peruano en el Día Mundial del Teatro

El mundo vive una avalancha de falsa riqueza.
La globalización y el consumismo nos han inducido a creer que poseer algún objeto lleno
de leds es ser alguien en la vida, y a considerar más interesante a quien carga varios
celulares que a quien lleva varios libros.
Con la muerte de los grandes ideales llegó el endiosamiento de las pequeñeces, de lo
sobrevalorado, lo descartable, lo vacío. Y con eso llegó el desprecio a las ideas que exigen
grandeza moral, llegó el permiso para hacer lo que convenga y no lo correcto, llegó la
glorificación de lo bien hecho antes que del bien en sí mismo, llegó el sacrificio de aquello
que nos hace pensar, en aras de la frivolización que solamente nos hace sentir. Ante este
panorama, el teatro tuvo que asomarse al abismo y preguntarse si debe insistir en dar
algo más que diversión, si debe arriesgarse a seguir pensando y proponiendo, si debe
dejarse vencer por este mundo de oropel o enfrentarse a él, obligándolo a buscar lo
superior, lo integrador, lo mejor de lo humano.
El mundo de hoy nos exige a los creadores teatrales preguntarnos, antes de crear, si
queremos solamente dinero y sonrisas o si aspiramos a cuestionar, a construir o a al
menos, a preguntar con profundidad. En nuestro país, bañado hoy por la falsa felicidad
del consumo –tan parecido a la Europa de entreguerras y por tanto, tan poco auspicioso-
es peligroso ser un artista que piensa, ya no porque uno pueda terminar preso o
desaparecido sino porque puede acabar perdiendo la fama y la riqueza que el éxito
implica. Porque el éxito, hoy, se mide por los dólares que se reciben y no por las
propuestas que se dan. Pese a ello, las mujeres y hombres del teatro peruano se
arriesgan todos los días. Arriesgan su comodidad y su dinero –en el único estado de
América que no apoya masivamente al arte ni a la tecnología- poniendo en escena obras
que dicen lo que ellos realmente quieren decir. Arriesgan su prestigio al buscar, aún en los
escenarios más lujosos, hablar de justicia y de exclusión para mover el alma del país. Y
arriesgan el amor de sus familias al dedicarse a esto y al pelear para que la figuración
venga acompañada por un mínimo de pensamiento crítico que nos mantenga lejos de la
sección Espectáculos y nos dé méritos para seguir en la sección cultural.
El Perú necesita que sigamos peleando juntos por la revaloración de las ideas, de la
belleza y de la crítica social. El Perú necesita que insistamos en ser mejores y sobre todo
que insistamos en hacer mejores a quienes nos siguen. Que divirtamos mientras
cuestionamos, que retratemos lo nuestro con inteligencia y que volvamos a darle valor al
pensamiento, confiados en que las ideas que el país usará para crecer nacerán de gente
como nosotros, creadores tercos e insatisfechos que contamos, por fortuna, con el apoyo
de nuestro público, que viene a darnos lo poco que tiene esperando que le devolvamos
mucho más. Porque sabe que somos capaces de dar muchísimo. En nuestro Perú tan
querido, donde todos somos pobres culturalmente, nos toca a los artistas exigirnos más
ideas para que nuestro público se enriquezca, entendiendo por riqueza no las cosas que
se meten al bolsillo sino las que nacen de la mente y se enraízan en el corazón.


La definición que encontré en la web de teatro meti2:

"EL DIA MUNDIAL DEL TEATRO se creó en 1961 por el Instituto Internacional del Teatro (ITI).

El Día Mundial del Teatro se celebra anualmente el 27 de Marzo por los Centros ITI y la comunidad teatral internacional. Se organizan diversos eventos nacionales e internacionales para señalar la ocasión.

Uno de los más importantes es la circulación del Mensaje Internacional tradicionalmente escrito por una personalidad de teatro de talla mundial por invitación del Instituto Internacional del Teatro"

Este 2011 le tocó escribir el mensaje mundial a Jessica A. Kaahwa, teatrista de Uganda. Además, agrego, se crea cada año un mensaje nacional en el Perú que el año pasado escribió Alfonso Santistevan y este año me tocó a mí, a mucha honra.

A celebrarlo haciendo, sintiendo y pensando.

martes, 1 de marzo de 2011

Estoy a favor de que estés en contra.

Mi nombre es Carlos Galiano. Tengo 24 años. Como cualquier otro ciudadano, convivo por estas semanas con la agresión visual de los candidatos a la presidencia y al congreso de la república. Todos buscan un sitio en el aparato estatal –algunos con propósitos más nobles que otros- y desarrollan una “estrategia” publicitaria para lograr su cometido.

Hace algunos días, en medio de esta jungla de carteles, me detuve porque uno me llamó poderosamente la atención: Un chico de 25 años, José Pareja,está postulando al congreso por el partido “Fuerza 2011”, de Keiko Fujimori. El slogan de su campaña publicitaria: "la fuerza de la juventud". ¿La fuerza de la juventud? ¿Qué juventud? Este chico representa, en el mejor de los casos, a una juventud desinformada, timada y subestimada; en el peor, a una juventud convenida, arribista y desconsiderada. En ningún caso representa a la juventud. Ya es lo suficientemente vergonzoso que Keiko Fujimori quiera ser presidenta y que haya gente que la respalde, como para tolerar que además se pretenda sumar a la juventud a sus filas. Me niego.

Yo no conozco al joven Pareja, pero la idea de que se me relacione con él me produce indignación. Un joven de mi generación debe estar enterado de los sucesos ocurridos durante el gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos; debe saber que ese gobierno trató a los miembros de toda una nación como unos minusválidos mentales; que puso en marcha una maquinaria de corrupción de tan alto nivel que seguiremos topándonos con tentáculos suyos por lo menos un par de décadas más, que el saldo dejado no es positivo por más que se haya “erradicado” el terrorismo (dato que no es cierto). Un joven de mi generación debe saber que es un hito importantísimo en nuestra historia que se haya juzgado a ambos señores y que hayan sido declarados culpables, porque significa que sus crímenes no han quedado impunes, porque significa que esos señores estaban equivocados y que nosotros no somos ningunos huevones. Todo eso debe saber un joven cualquiera de mi generación. Pero esta vez no me estoy refiriendo a un joven cualquiera, sino a José Pareja. ¿Quién es?Busqué información sobre él en internet y me di con la sorpresa de que es un joven abogado egresado recientemente de las canteras de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Un profesional preparado en una de las mejores universidades de su país decide incursionar en la política del mismo postulando a congresista de la república, y su mejor opción para hacerlo es desde la dinastía Fujimori. ¿Qué debemos entender por eso? Tenemos algunas opciones:

  • Sabe muy poco de lo ocurrido durante el gobierno de Fujimori y de sus consecuencias, y le han creer que apoyar a Keiko es una buena opción.
  • Sabe lo anterior pero no le interesa. Sólo quiere ser congresista y Keiko le dio la oportunidad de intentarlo desde su partido.
  • Piensa que el gobierno de Fujimori tuvo un balance largamente favorable y que el país se merece repetir el plato de la mano de su hija. Así, sumarse a sus filas es un honor.

Cualquiera de estas opciones no califica como producto del discernimiento de un joven con educación superior y cuya profesión le debería haber hecho desarrollar un sentido de justicia y respeto.

Alguien que se maneje entre esas 3 posibilidades no es digno de ser representante de nada, y menos de la juventud, siempre llamada a ser la heroína por tener menos manchas que la senectud.

Yo soy joven y me indigna ver a José Pareja en numerosos carteles por toda la ciudad en los cuales se presenta como simpatizante de Keiko Fujimori y miembro de sus filas, y ostentando la fuerza de la juventud.

Me niego a tolerar eso.

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Carta de un amigo, que por no tener blog, me pide publicarla y lo hago con gusto.