No sé si publiqué este texto, que escribí para el programa de mano de la puesta de Las neurosis sexuales de nuestros padres, de Lukas Bärfuss. Lo comparto con quienes no la vieron. Wendy Vásquez estuvo inolvidable.
Cómo hablar de nosotros, hablarte de Dora y no decirte nada de la obra
Dora es la libertad. Dora es el deseo.
Está llena de rabia.
La fuerzan a cambiar.
Luego la liberan, como a Segismundo. Y una vez libre Dora hace lo mismo que Segismundo, lo mismo que nosotros, lo que en todos es posible menos en ella.
Mal, Dora, muy mal.
Tu libertad nos horroriza, como los espejos que nos condenan a repetirnos.
Tu vehemencia sin dueño se parece demasiado a nuestras pasiones y nuestras manías.
Tu locura nos deja mal porque es demasiado inteligente, retadora, inquisidora.
Dora es joven y por eso se cree capaz de hacerlo todo.
Dora es joven y por eso nos creemos capaces de hacerle todo.
Para parecer más sanos y maduros que ella.
Mal, nosotros, mal.
Dora es el amor. Ese amor universal que lo enciende en llamas todo.
Dora es la libertad y sólo se parece a la locura.
Dora es el deseo. Y al deseo nadie lo detiene.
Dora es la libertad. Dora es el deseo.
Está llena de rabia.
La fuerzan a cambiar.
Luego la liberan, como a Segismundo. Y una vez libre Dora hace lo mismo que Segismundo, lo mismo que nosotros, lo que en todos es posible menos en ella.
Mal, Dora, muy mal.
Tu libertad nos horroriza, como los espejos que nos condenan a repetirnos.
Tu vehemencia sin dueño se parece demasiado a nuestras pasiones y nuestras manías.
Tu locura nos deja mal porque es demasiado inteligente, retadora, inquisidora.
Dora es joven y por eso se cree capaz de hacerlo todo.
Dora es joven y por eso nos creemos capaces de hacerle todo.
Para parecer más sanos y maduros que ella.
Mal, nosotros, mal.
Dora es el amor. Ese amor universal que lo enciende en llamas todo.
Dora es la libertad y sólo se parece a la locura.
Dora es el deseo. Y al deseo nadie lo detiene.