sábado, 19 de mayo de 2007

Desde Cusco


Me vine a Cusco con mi hija de 16 años, Mía, para mejorar nuestros vinculos. El mio con ella y el suyo con su mp3 reader. Me doy cuenta de que el amor viene con un kit de paciencia que yo no creía tener incorporado y que ella en cambio derrocha. Y no he llamado a nadie más que a mis otras hijas, y me he sentido en paz, lejos de mí mismo y de mis rollos, de todo aquello en que me he metido buscando la felicidad y a veces, dejándome llevar por la búsqueda de otros. He visto Moray, las salinas de Maras y tantas cosas impresionantes que compartimos Mía y yo, en silencio, entendiéndonos sin hablar. Vale la pena viajar así. La última vez encontré otro tipo de amor, y todo me parecía maravilloso. Hoy me siento más papá que nunca, y eso vale la pena recordarlo. Con una foto en el fotoblog que pronto abriré. Y con una nota aquí, en el fondo de la web.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso del mp3 es un comentario celoso...