La última que uso es de mi hija Alicia, de cuando tenía casi 6 años.
Ella me dijo una tarde:
-Papá, ¿quieres que cierre la luz y apague la puerta?
-Papá, ¿quieres que cierre la luz y apague la puerta?
Y yo le contesté, demasiado corrector:
-Querrás decir que cierre la puerta y que apague la luz.
Entonces ella, mirándome furiosa, me fulminó con una frase:
-Papá: no importa lo que se dice sino lo que se entiende.
Y desde entonces la uso y quedo como un brillante analista del discurso, la relación entre emisor/receptor y la polivalencia semiótica. Gracias Alicia.
-Querrás decir que cierre la puerta y que apague la luz.
Entonces ella, mirándome furiosa, me fulminó con una frase:
-Papá: no importa lo que se dice sino lo que se entiende.
Y desde entonces la uso y quedo como un brillante analista del discurso, la relación entre emisor/receptor y la polivalencia semiótica. Gracias Alicia.
3 comentarios:
Hola soy Mary, llegúe aquí porque puse en el google: sonríes, por eso de saber si la tilde va o no va. Me gustó tu blog. Felicidades.
No dejes de escribir
Hola César, disfruto tu blog desde Palma de Mallaorca. No lo abandones!
Saludos, Irina
Mi hija es hermosa. Y sabia
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