Ser hincha
te enseña a vivir dignamente.
Ser hincha
te enseña que el error es imperdonable, pero sucede.
Que la alegría no debe tener límites. Que puedes gritar sin vergüenza
y puedes llorar como un niño sin importar quién te ve.
Ser hincha
te enseña a ser humano. A abrazarte con desconocidos. A creer en Dios,
nuevamente.
Ser hincha
saca lo mejor de ti y lo peor de ti. Lo mejor para que lo compartas. Lo peor
para que lo elimines y no se repita.
Ser hincha
te enseña a odiar con respeto. Y a respetar sin miedo.
Ser hincha es identificarte con otro, estirar la pierna al mismo tiempo, sentir todos los corazones como uno solo.
Ser hincha es identificarte con otro, estirar la pierna al mismo tiempo, sentir todos los corazones como uno solo.
Ser hincha
te enseña a creer en el equipo, sean quienes sean. A ponerte un objetivo. A
pensar cómo llegar.
Ser hincha
es ser más que tú y menos que tú, y eso solamente lo entiende un hincha.
Sé hincha
de algo. De la selección. De la comida peruana. De ti mismo.
Apasiónate
y te llenarás de triunfos, de alegrías, de vida.
Ser hincha
es mirar al cielo todos los días con una sonrisa. Y salir a trabajar
sintiéndote plenamente humano. Con ganas de crecer.