martes, 27 de diciembre de 2011

Dosmilonce ya no me quiere.


La verdad, Dosmilonce, cuando te conocí no me di cuenta de que eras tan linda. Te vi inteligente, llena de soluciones, capaz de responderlo todo. Era verano, te oí, me impresioné. Habían empezado mis 365 días con Summer y yo ni cuenta me di. Recién en abril –luego de que me revelaras mucho sobre la vida con un par de simples afirmaciones- descubrí que eras bonita, que tu sonrisa abría las puertas del futuro y en fin, que podía sentir por ti esas cosas con las que uno pretende convertir en eternidad cualquier momento sublime. Contigo me di cuenta en julio de que estaba atascado en la arena de la nada con Dosmilnueve, quien a su vez me reclamaba por mi supuesta fijación con Dosmilcinco. Por ti entendí que en la vida hay que hacerse respetar y obtener lo que uno merece, que en mi caso siempre es menos de lo que creo y más de lo que me toca y there goes the fear again. Hiciste las preguntas exactas, dijiste las frases precisas y estuve a punto de proponerte que te quedes siempre colgadita en mi pared, Dosmilonce, repitiéndote como el Día de la marmota, como un atardecer miraflorino, como un villancico alegre e indefinible, please please let me- let me get what I want this time. En octubre tomamos una copa de vino. En noviembre tuvimos algunos encuentros más. En diciembre, de repente, me citaste en tu casa y me dijiste: no va más. No lo dijiste así, pero así lo dijiste. Eres muy complicado o estás sufriendo mucho o te oigo muy triste o algo por el estilo, no eres claro, no estás bien. Como si el tiempo no fuera suficiente razón para llorar sin parar. Yo no lloré. Tú tenías toda la razón y yo tenía toda la emoción pero igual me quedé callado y acaté. Me hice el frío, el intocable, el hombre del corazón de teflón. Me leíste un texto donde decías que estaríamos juntos para siempre sin explicarme de qué manera. Quise darte un beso y me dijiste: creo que no entiendes, te estoy botando. Sin dudas. Sin preguntas. Sin mañana. Sin ayer. Te estoy botando, así lo dijiste. Y yo comencé a pensar en you make my dreams y las mil frases y canciones con que podía responderte pero para qué, el tiempo siempre gana y tú tenías toda la razón y yo en estos casos me atasco, me enredo, me complico, me atollo, me repito y obedezco, Summer, obedezco. Se me ocurrieron varias respuestas en el ascensor pero cuando pude hablar ya estaba afuera del edificio. Dije algo enredado -para mí mismo, obviamente- pero ni yo pude oírme. Eran las doce del 31 y empezaban a reventar los tristes fuegos artificiales del corazón del tiempo que se va.

3 comentarios:

nothinghead dijo...

Alguna vez tuve un blog que nadie leía más que yo y de repente se me ocurrió abrirle la puerta a alguien, ese alguien me dijo que le caía pésimo cuando metía frases en inglés dentro de un gran texto, en general esa crítica la he recibido muchas veces...y por 1a vez me encuentro en un gran texto al que (aunque entiendo el sentido y lo ad hoc de las inserciones bilingues) me parece que no quedan, que sería en vez de un gran texto un escrito genial sin las partes en inglés, igual esto te da lo mismo sabes? no importa... letras son letras, y entiendo bien eso de hablar con canciones, bah...hasta me gustaría considerarme una experta en la materia... pero bueno, ese es mi consejo para esto que terminé leyendo hoy quién sabe cómo y por qué.
Suerte al fin :)

Cesar De María dijo...

Solo quise citar las canciones de una película que venía al caso y que son en inglés... pero de repente metí la pata, que es mi especialidad.

cristina lopez dijo...

Señor Cesar de Maria,,hace poco mas de un año de casualidad he encontrado su blog,,y lo leo con cierta frecuencia ,, es la primera vez que comento,,reciba un saludo desde Valladolid España ,, Cristina Lopez