jueves, 21 de diciembre de 2006

Cuántos Días Malos por cada Noche Buena

“Me pasó en Navidad y en Guayaquil. Isabella y Mirella viajaron y me dejaron el departamento donde vivían. Llegué a la ciudad dos días antes de Navidad y como no tenía allí familia ni amigos, decidí pasar la Nochebuena durmiendo. Me acosté temprano. A medianoche los cohetes no lograron despertarme, pero sí los gritos de los niños a las siete de la mañana. Me desperté y miré por la ventana desde el tercer piso. Abajo, dos niños muy pobres jugaban mientras su madre tocaba los timbres y pedía de comer. Me costó darme cuenta de que los niños no tenían juguetes. La niña que mecía una muñeca en verdad mecía una caja vacía en la que alguien del edificio recibió una muñeca. El niño hacía correr la caja que contuvo un carrito. La mamá me pidió los restos de un banquete que yo no había comido. Los niños se fueron, él haciendo brumm y ella cantándole a la muñeca. Me pasó de verdad pero he dejado de contarlo porque nadie me cree.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero hace dias puedo decir con certeza "cuántas noches buenas han logrado opacar ese dia malo...". La noche de hoy, sí que está buena...la ayer, sin comentarios...y así. Quién diría, pero Es. Tu vivencia me conmueve, la leo y la puedo ver, la he estado viendo con atención en estos dias de fiesta y papeles de seda de mil colores. Mil colores ví también en las esquinas de grandes avenidas en la cara de los niños. Se pintaron de payasos para celebrar su navidad callejera a ver quién se atrevía a regalar alguno de sus papeles de seda...Esta vez, que sea diferente. Que el carro sea carro y la muñeca, muñeca de verdad. dejemos de regalar envolturas brillantes rellenas de aire gris.
Si hoy es noche buena, haz que mañana salga el sol.