lunes, 3 de octubre de 2011

El mundo ha vivido hipotecado.




Y resulta que ahora el impuesto a la renta -es decir, a tu sueldo- en Dinamarca y otros países de Europa ha crecido enormemente, hasta 40%. Todo lo tuyo prácticamente va para el Estado, como en la postguerra. Hambruna, pobreza, desempleo, desesperación. Y en consecuencia, miles de indignados protestando en las plazas, en esos lugares de pobres donde se enfriaban los sin suerte y donde se congelan ahora todos los europeos, las nuevas víctimas de una guerra en la cual en vez de ser bombardeados por el ejército de otra nación han sido destruidos desde dentro, cañoneados financieramente por una entente de bancos, por esos aliados invisibles que ahora son más ricos que los ricos países a los que saquearon, esos generales de cuello blanco que atacan sin tanques, con corralitos, quiebras y maniobras bursátiles, y cuya bandera es un dólar gigantesco. La guerra de hoy mata más despacio y tiene al enemigo paseando por tus avenidas pero ya no en tanques sino en limusinas. Las corporaciones son las nuevas naciones y el mundo entero ha sido tomado por ellas. No sería raro que pronto se vendan los países -o mejor dicho, se privaticen- para poder pagar sus deudas y surjan así Cocacolanda, Nabiscolombia, Applitalia, Libyahoo! Y como el terrorismo o los virus, el desconcierto nos paraliza, porque nadie sabe dónde está el enemigo ni contra quién pelear.


No hay comentarios.: