Me he dado cuenta de que mi casa está llena de libros pero ahora que estoy de viaje, en Montevideo, no traje ninguno y he tenido que comprar uno para no aburrirme. Y me he dado cuenta también de que los libros que suelo llevar a los viajes son los peores que tengo. Con la absurda lógica de "antes de botarlo le daré una ojeada allá..." termino leyendo lo peor de lo peor, malos cuentos, memorias de gente que merece olvidos y cosas así, malísimas. Nunca las termino, me amargan la vida pero siempre viajan conmigo.
Digo: viajaban. Ahora no traje ninguno. Prescindí. Pero terminé comprando uno que si no es bueno, al menos es escabroso: historias famosas de niños asesinados por quienes más los amaban. Si el libro es bueno -también lo acabo de notar- lo regalaré a alguien que quiero, con lo cual alimentaré más mi círculo idiota: libro bueno se va, libro malo viaja conmigo. Per secula seculorum.
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