Yo quería hacer un blog sobre teatro, porque hay tantos sobre literatura que pensé que uno sobre el texto dramático no vendría mal. Pero no pude, porque me provoca más escribir sobre la falsa asepsia de los aeropuertos o sobre cómo cambian los nombres de los mismos juegos que jugábamos de niños, aunque estos juegos no cambien jamás. Luego pensé que podría agregarle notas sobre publicidad, algo que haga ver a mi otro oficio no como la más vil de las profesiones (eso que decían del periodismo) sino como una actividad, vaya, soportable e incomprendida. Pero tampoco pude, me interesan más los pájaros en los alambres o la impotencia de los asaltados. Entonces me dije: ya que hago fotos y amo la fotografía, ¿qué tal un blog sobre eso? O sobre títeres, que son una pasión eterna. O sobre las matemáticas, que son también amables. Imposible: comencé a pegar poemas y a llenarme de links que ya borré y de notas que nadie entiende. Entonces me senté y dije: no hago nada. No puedo ser racional. Mejor dicho: pondré lo que quiera y me seguirán los que gusten. Y me di cuenta de que todos los dédalos se perciben laberínticos sólo cuando se ven desde arriba. Porque desde dentro, uno ve nada más un simple pasillo, una línea clara y definida como mi última decisión. Y esto que digo tampoco lo van a entender.
3 comentarios:
prefiero pasearme por blogs así, aquellos que no tienen una declaración de principio, o al menos que se basten con un "pongo lo que se me da la gana".
paseo por tus pasillos.
(y de paso le doy una chekeada a todos tus links de foto)
O sea que no hay enredos, solo hay malas perspectivas.
pues yo si lo entendi
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