Da cariño y da confianza. No enloquece por llenarse de proyectos pero quiere un sueño que salga realmente de adentro. Entiende rápido pero no busca lucirse entendiendo todo. Tiene suerte. Respeta y acompaña como poca gente sabe hacerlo. Te llena con miradas y no con palabras. Le importan los pasos y no las huellas. Atalaya, sombra de árbol, cable a tierra. Cuando sonríe, los mares se abren en dos. Vamos por el mismo camino y por el mismo amor, tratando de divertirnos, asombrarnos y aprender.
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