Ven y apoya tu semblante
sobre mi semblante yerto,
para que en una se fundan
las lágrimas que vertemos.
Tu corazón contra el mío
aprieta en abrazo estrecho,
para que abrasarlos pueda
la llama de un solo fuego.
Y cuando de nuestro llanto
corra el torrente deshecho
sobre la llama que ardiente
va nuestro ser consumiendo;
y cuando ciña mi brazo
tu talle leve y esbelto,
en un transporte de dicha
espiraré satisfecho.
Un detalle, una minucia, apenas unos versos de L’intermezzo del poeta romántico alemán Heinrich Heine.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario