viernes, 1 de diciembre de 2006

Tu nombre me sabe a hierba.

Leyla amaba a Mariano. Mariano se casó con Vanessa. Leyla bailó sola muchas noches. Se llenó de vino, de amigas, de trabajos. Luego conoció a Alfredo y Alfredo le bajó el cielo. Leyla se casó con él y tuvieron dos hijos. Ella le pidió que elija los nombres de ambos. Y Alfredo aceptó. Le pidió escoger dónde vivir, y él cumplió. Le pidió que dibujara su futuro y él siempre obedeció con tacto y cariño. Se acompañaron. Vivieron. Y un día ella enfermó, después de muchos años y muchas casas y muchas risas y mucho, mucho. Y antes de morir le dijo tomando su mano gracias por todo, por el tiempo, por el amor, por los recuerdos, por esa compañía tuya imperceptible y cariñosa, gracias, dijo mientras Alfredo lloraba, gracias, Mariano, gracias.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

El amor no siempre está en donde está la memoria---!

Anónimo dijo...

Escríbete una novela!

Anónimo dijo...

si así fuera la realidad...pero solo es un cuento...muy profundo

Anónimo dijo...

Falta la parte en la que la mujer de Mariano lanza un suspiro póstumo por el cuerpo de bomberos de su distrito.

Anónimo dijo...

De todos modos habia que agradecerle a Mariano que Leyla se case con Alfredo

Yei i dijo...

hasta los alfredos lloran..
asi pasa...
asi nos engañamos(a vcs)