
Si hay algo que disfruto es el regalo de la soledad.
Poder elegirla sin culpa. Poder vivirla sin causar pena. Poder recibir un "¿prefieres estar solo?" sin sentirme mal y sin que la otra persona lo haga porque soy un antisocial o no quiero a nadie o me debo estar muriendo de pena o cualquiera de esas cosas.
No.
Merezco la soledad cuando la elijo.
Después de vender campañas, asistir a reuniones, lanzar todo tipo de ideas y escribir muchas cosas más, merezco mis diez minutos en la oficina, mi paseo por el parque húmedo, mi noche a solas, mi abandono dulce y silencioso.
No entiendo a los que regalan un ipod y luego no paran de hablarte.
Entiendo a quienes se callan y miran lo mismo que tú, sin tratar de transmitirte sus neuras ni sus malas ondas ni sus perturbaciones.
Te aconsejo callarte. Te aconsejo de vez en cuando amar de lejos: no es malo. Te aconsejo cuidar al solitario y querer al abandonado, pero también respetar el silencio ajeno cuando el otro lo desea y le ha costado ganárselo.
Duro trabajo identificar cuál de los solitarios necesita compañía y cuál necesita, tan solo, una palmada en la espalda y oírte respirar en paz al verte llegar, al verte partir.
Feliz Navidad.
4 comentarios:
¡Cierto! Y eso a veces es tan difícil de entender. Saludos solitarios y silenciosos. ¡Felices fiestas!
¡Cierto! Y eso a veces es muy difícil de entender. Saludos solitarios y silenciosos. ¡Felices fiestas!
:)
qué bonito esto.
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