Papá, soñé que Camila, tú y yo estábamos acá
arrodillados en esta esquina de la sala mirando afuera por la ventana, y ahí afuera
había un payaso que Camila había invocado, un payaso gigante, GI-GAN-TE, con
unos brazos larguísimos que se movían así –mueve los brazos- y nos espantaba, y
de repente Camila me dice:
-No sé tú, pero en tres segundos me iré
corriendo de aquí.
Y yo quería decirle que también, claro, iba a
correr, ¡pero no podía parar de tomarle fotos con mi iPod! Y de repente me di
cuenta y le contesté:
-Quiero correr pero no tengo el papelito.
Y es que para correr necesitábamos un papelito
con la foto de alguien famoso que yo no había conseguido. Y luego, cuando
apareció otro payaso más chico pero también enorme y con unos ojos rojos horribles y quiso jalarme, me
desperté. Me volví a dormir y estaba en una biblioteca con una amiga y de
repente, cuando trataba de bajar uno, todos los libros se caían sobre mí y yo
estiraba los brazos y los detenía pero uno grande golpeaba el suelo
y la bibliotecaria decía:
-¿Qué pasa?
-Nada, le dije yo, nada.
-Pues ese libro tienes que pagarlo, me gritó, y
yo le pregunté cuánto valía y me respondió: ¡350 soles!
-No puedo, le dije, no lo voy a pagar, solamente
se ha caído.
Pero ella insistía en que pague y encima era un
libro que tú, papá, tú habías escrito. Mi amiga tenía tres soles cincuenta y yo
cero, como te imaginarás. Y después de pelear con las dos bibliotecarias una de
ellos me dijo:
-Te exijo que pagues el libro este 31 de junio.
Entonces yo sonreí y me fui caminando contenta,
calladita. Y me desperté. He soñado un montón de cosas. ¿Has visto mi iPod?
Quiero enseñarte las fotos del payaso.
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