lunes, 27 de agosto de 2012
Un poema de Federico García Lorca
Preciosa y el aire
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
*
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira la niña tocando
una dulce gaita ausente.
Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.
*
Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.
*
Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.
Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.
El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.
Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.
domingo, 19 de agosto de 2012
George Steiner
Entrevista a George Steiner en El País, Madrid
George Steiner llegó a Madrid precedido de cierta fama de cascarrabias, pero enseguida fue fácil darse cuenta de que lo que a él le interesa sobre todo es la precisión, llegar al meollo de las cosas. Dijo que sí, que es escritor y filósofo, pero que, por encima de todo, se considera un profesor. ‚Toda mi vida he sido profesor de Literatura. Llevo 50 años ayudando a leer'. Autor de obras como Antígonas (Gedisa), La muerte de la tragedia (Azul), Errata: una vida a examen (Siruela) o Gramáticas de la creación (Siruela), su obra más reciente, entre otras muchas, ayer quiso hablar sobre todo del trabajo del crítico, de la importancia de la enseñanza, del futuro de las humanidades, de las letras, y de su papel ante el imparable avance de las ciencias.
Hijo de judíos austriacos, que emigraron a París, donde él nació, tras la anexión de Austria a Alemania, en 1940, cuando Francia fue invadida por tropas alemanas, se exilió a Estados Unidos y tomó su nacionalidad. Ha repartido desde entonces su intensa vida entre Estados Unidos y el Reino Unido, donde imparte clases en la Universidad de Cambridge. Steiner domina varios idiomas, el inglés, el francés, el alemán y el italiano. Entiende y lee bien el español, pero no lo habla. ‚Y esto me resulta muy embarazoso'. Con modestia y humildad, pidió perdón por no poder expresarse en España en español.
La entrevista se desarrolló en la habitación del hotel en el que reside durante estos días. Encima de la mesa, dos de sus libros traducidos al castellano, Pruebas y palabras (Destino) y El traslado de A. H. a San Cristóbal (Mondadori). Vestido con elegante desaliño y con su inseparable pipa apagada, cortó de raíz cualquier pregunta que no le interesara. Tenía prisa, pues debía asistir a una de las numerosas recepciones que se celebraron ayer en honor de los premios Príncipe de Asturias, pero fue amable y paciente.
Pregunta. Reconocido teórico de la literatura, usted ejerció la crítica durante 25 años en The New Yorker, luego en el diario The New York Times y también en The Economist. ¿Cuál es, en su opinión, la función del crítico literario?
Respuesta. Lo que nunca podemos hacer es confundir el genio del creador con el trabajo del crítico. Pushkin dijo de sus traductores que eran los carteros. Por supuesto que es un trabajo estupendo, pero él los llamó así.
Mi batalla es contra los posestructuralistas que han mezclado la importancia de la creación con el comentario literario. El libro viene antes. El señor Cervantes, el señor Lorca y el señor Shakespeare no necesitan al señor Steiner, pero el señor Steiner los necesita a ellos.
P. Y, siguiendo con este razonamiento, ¿quiénes necesitan al señor Steiner?
R. Me necesitan los estudiantes que quieren aprender a leer, personas que tienen dificultades con la lectura, por ejemplo, no es fácil leer a Góngora. Yo soy el cartero. No escribo, recuerden eso. Hace 50 años hice este comentario y parece ser que en el mundo académico no sentó muy bien, porque ellos son un poco pretenciosos. Cuando Derrida dice que el texto es un pretexto, yo digo que no. Yo necesito el texto y el texto me necesita mí. El trabajo de cartero es maravilloso, sobre todo, en el sentido de encontrar el buzón donde echar la carta.
P. Pero usted está en los dos lados, en el de la crítica y en el de la narrativa. Ha publicado novelas como Anno Domine o El traslado de A. H. a San Cristóbal.
R. No es así. Solamente algunos grandes están en esa situación, como Umberto Eco. Él puede decir que es el autor de El nombre de la rosa, novela de la que ha vendido millones de ejemplares. Hay también grandes poetas que son críticos como T. S. Eliot. Esta dualidad se puede ver casi como un incesto en la misma persona. Yo soy muy feliz como profesor. Hay que recordar que la palabra rabino no es equivalente a sacerdote, sino a profesor, a magisterio. En la tradición judía, enseñar equivale a crear.
P. Usted estudió, además de Literatura y Filosofía (se doctoró en Cambridge), Matemáticas y Física en las universidades de Harvard y Chicago. ¿Se siente físico o matemático?
R. No. Y reconozco que la ciencia es más importante. Autores como Clarke o Asimov fueron capaces de ver el futuro. Creo que los escritores de ciencia-ficción son más importantes porque a través de sus obras vieron el futuro. La novela británica habla del adulterio que hay en los barrios ricos, no en los pobres. Hoy por hoy la novela es como una aspirina que te tomas después de salir del trabajo.
P. ¿Y el futuro de la narrativa? Usted polemizó con Salman Rushdie sobre el fin de la novela.
R. Hay grandes poetas y grandes compositores, pero lo mejor está en las biografías y en los ensayos científicos y políticos, porque hablan de las cosas realmente importantes, de lo que interesa a la gente. Estoy convencido de que hay tres grandes idiomas, la lengua, las matemáticas y la música. Yo no fui capaz de aprender matemáticas ni música, pero reconozco su importancia. Las matemáticas son un idioma universal.
P. ¿Qué futuro tienen a su juicio las humanidades frente a las ciencias?
R. Posiblemente, hoy en día, las ciencias y la tecnología se hayan hecho mucho más emocionantes que el ámbito de las humanidades. Ahora estamos volando alrededor de Marte y quizá sólo pasen diez años para que sea posible la creación de la vida molecular, quizá sólo falten diez años para solucionar el problema de la conciencia humana, del cerebro humano. Los mejores datos estadísticos nos muestran que más del 80% de los individuos con más talento está en el ámbito de las ciencias. En el Renacimiento, si hubiéramos estado en Madrid, Florencia o Roma, nos habría gustado comer con pintores o con gentes de letras, pero ahora es un gran privilegio para nosotros ir a comer con un científico. Son más interesantes y más modestos. Muchos de ellos intentan que comprendas lo que hacen. En Cambridge y en Harvard conocí a hombres y mujeres que habían recibido algún Nobel y no lo decían.
P. Usted es un apasionado de lo que llama el lenguaje compartido. Las distintas lenguas, las traducciones de un idioma a otro, ¿en qué medida intervienen en el entendimiento entre las civilizaciones?
R. Hasta los matrimonios se enfrentan con este problema. No nos entendemos los unos a los otros. Hacemos lo mejor que podemos pero caemos en fallos continuos. Ahora hay dos idiomas que se están difundiendo a nivel mundial, uno es el angloamericano, que en un futuro próximo todo el Planeta utilizará como lenguaje comercial, de ciencias, de tecnología. El otro idioma es el español, que se está extendiendo en la Costa Este y Oeste de Estados Unidos cuatro kilómetros cada año. Esto es fantástico. Hay 5.000 idiomas en el mundo y no existe la traducción perfecta. Y yo me alegro de esto, porque hacen la vida mucho más interesante.
P. No es optimista respecto al futuro de las letras.
R. Les pido que se formulen a sí mismos esta pregunta: ¿realmente creen ustedes que tendremos nuevamente un Cervantes, un Shakespeare, un Mozart o un Miguel Ángel? La respuesta debería ser sí, mañana por la mañana. Pero ninguno de nosotros cree esta afirmación. Las culturas cambian continuamente y puede que un día los historiadores digan que después de Freud, Einstein... la civilización se encontraba viviendo un gran momento en el ámbito de las ciencias, ¿por qué no?
P. Usted ha dicho con una brillante frase que nunca como ahora ha habido más información y menos conocimiento. ¿A qué lo atribuye?
R. El último hombre que pudo entender todas las disciplinas, el arte, la literatura, las ciencias, las matemáticas, fue Leibniz y eso ocurrió hace más de 300 años. El mundo de la física, de la ciencia, de la cosmología no está abierto para alguien que no sepa matemáticas. Nuestra tragedia es que parece que hemos abandonado, que ya no creemos que necesitemos las matemáticas para poder entender las ciencias. Siempre cito un ejemplo: el edificio más fantástico del mundo se encuentra en Bilbao y su arquitecto, Frank Ghery, comentó que usó su ordenador y que recurrió a las funciones elípticas más avanzadas para construirlo. No fue su cerebro. Fue su ordenador quien le dijo si era posible o no utilizar esas formas o usar titanio en lugar de madera. Él no podía entender la tecnología que dominaba.
P. Profesor, como a usted le gusta definirse, y por este orden, es un teórico de la literatura, estudioso de la cultura europea y provocador. Todo parece indicar que disfruta mucho con su trabajo.
R. Sólo puedo decir una cosa. Todos los días, cuando me levanto, a primera hora de la mañana, doy gracias porque puedo decir que he tenido una vida muy interesante.
Escritor y crítico estadounidense, pionero en el campo de la literatura comparada y especialista en el estudio de la cultura europea. Francis George Steiner nació en París de padres judíos austriacos y emigró con su familia a Estados Unidos en 1940, huyendo del régimen nazi. Estudió en la Universidad de la Sorbona, en París, y en las universidades de Chicago, Harvard y Oxford. Trabajó en el periódico The Economist entre 1952 y 1956, y desde 1961 hasta 1969 fue profesor en el Churchill College de Cambridge. Volvió a Estados Unidos para enseñar en las universidades de Nueva York y de Yale. En 1974 accedió a la cátedra de Lengua Inglesa y Literatura Comparada en la Universidad de Ginebra, y se convirtió en profesor emérito en 1994, año en que también fue nombrado profesor visitante de Literatura Europea Comparada de la Universidad de Oxford. El primer éxito de Steiner fue La muerte de la tragedia (1961), una obra ambiciosa en la que proclamaba la incapacidad de la literatura para humanizar a los lectores. El lenguaje, una de sus constantes preocupaciones, es el eje sobre el que giran muchas de sus obras posteriores como Lenguaje y silencio (1967), En el castillo de Barbazul (1971) y Presencias reales (1989). Su gran obra humanística, Después de Babel (1975), se centra en los misterios de la traducción y la comunicación. Steiner, que vivió una infancia políglota y que domina varios idiomas, afirma en ella que es la existencia de una gran diversidad lingüística lo que ha permitido al ser humano obtener la libertad para reescribir el mundo en una multiplicidad de libertades. Es autor asimismo de varias obras de ficción, como la novela El traslado de A. H. a San Cristóbal (1981), cuya trama gira en torno a una imaginaria conversación en la selva amazónica brasileña entre un Hitler ya anciano y sus capturadores israelíes. Otras de sus aportaciones son Nostalgia del absoluto (1974), Antígonas: una poética y una filosofía de la lectura (1984), Pasión intacta (1996) y su autobiografía Errata: el examen de una vida (1997). En 2001 publicó Gramáticas de la creación. El mismo año fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
---------
Copio esta entrevista del sitio de la Revista Observaciones Filosóficas. Muy interesante. O no encontré o no vi bien, pero el nombre del entrevistador y la fecha de la entrevista no figuran en la página.
jueves, 16 de agosto de 2012
Ya viene la revista Buensalvaje.

"Hacer una revista de literatura es un desafío. ¿Cómo no serlo en uno de los países con el índice más bajo de comprensión lectora del planeta? Todos sabemos de qué estamos hablando. Lo oímos. Lo repetimos. «En el Perú nadie lee». «Los libros son muy caros». «No hay librerías». «Aquí no hay buenos autores». «La literatura no evoluciona como los multimedios». Pero se trata de medias verdades, de pretextos más que de sentencias. No son axiomas. Lo cierto, más bien, es que el Perú ha parido narradores, poetas y pensadores sustanciales para las letras de nuestro idioma. También es cierto que hoy, aquí, lo relacionado con los libros (creación y edición literaria, organización de ferias, número de lectores y de bibliotecas) avanza. Lento, pero seguro.
Por eso, dejamos las justificaciones de lado: vamos a hacer una buena revista de literatura. Con voz propia. De libros y de arte, de escritores y de artistas. De ideas. Una publicación para ver, pero sobre todo para leer. Y releer. Para guardar y regalar. Muchas palabras sentidas y con sentido. No ruido.
Que quede claro: no ruido.
Hablamos de la mejor publicación periódica (bimestral) que podamos lograr con un presupuesto bajísimo. La que siempre quisimos en el micro, en la cama, en el baño, en la playa, en el parque. Una que nos diga cosas que también queremos saber, que apueste por algo más que lo inmediato, lo chato, lo poco o mal entendido. Una que estimule el debate sobre lo que sucede con las letras en nuestro país y en el mundo. Que nos ponga en contacto con Latinoamérica, con nuestros vecinos, nuestra lengua. Que active a todos los actores alrededor del libro: escritores, editores, distribuidores, libreros y, sobre todo, lectores. Sí, principalmente lectores. Porque esta es una revista libre —como debería ser la cultura y su acceso a ella— que va a llegar a la mayor cantidad de gente posible, superando todos los prejuicios, todos los temores agoreros.
Ponemos la valla tan alta porque, cuando la realidad se muestra insuficiente o sencillamente precaria, apostar y trabajar por los sueños es lo más sensato. Y así lo soñamos. Lo pensamos. Lo queremos: ¿por qué llegar solo a unos pocos, a una élite? ¿Por qué no superar a casi todas las revistas locales e imprimir y distribuir, para empezar, diez mil ejemplares? A un precio más que justo para quienes puedan pagarla, y gratis para quienes no.
¿Por qué no demostrar que se puede ser popular sin circo ni frivolidad? ¿Por qué no, si sabemos que no hay nada más revolucionario que la literatura?
Y Buensalvaje es literatura. Y es, por mucho, un experimento, un revés para los escépticos: se trata de una revista de sus lectores, quienes alimentarán una cadena de valor. Gracias a esta, las personas que se suscriban anualmente a la revista (a un precio casi simbólico, aproximadamente diez soles por ejemplar) podrán no solo recibirla en su casa (más una serie de beneficios), sino que harán posible que esa misma publicación llegue a nueve personas más que no conocen el proyecto o no pueden costear un ejemplar. De esta manera, adquirir la revista no implicará comprarla, pero sí apoyar su permanencia. Estamos seguros de que existen los suficientes interesados en apoyar a sostener nuestro plan. Vamos, nuestro sueño.
Pero ojo, que en el desarrollo de Buensalvaje no hay quimeras. Sus creadores contamos con experiencia, trabajamos en una empresa que desarrolla productos editoriales de primer nivel. A eso nos dedicamos. Lo que pasa es que la idea de sacar adelante una publicación que leamos solo por placer no nos dejaba tranquilos, así que nos pusimos a pensar en ello hace ya un tiempo. A crear un tabloide de 32 páginas con narrativa, pensamiento, ensayo. Fondo y forma. Noticia, tendencia, divulgación. Ficción y no ficción. Opinión, debate y propuesta. Relatos, poesía, crónicas. Reseñas y críticas. Un poco de artes plásticas y visuales, cine, teatro y música. Entrevistas y contenido inédito, tribuna para los que inventan, para los que se adelantan. Lecturas para todos, lectores de a pie.
Eso es Buensalvaje.
Porque amamos los libros en cualquier formato y creemos que leer nos hace más libres, nuestro anhelo es ganar más lectores para el Perú. Buensalvaje estará en la calle cada dos meses, desde el lunes 3 de setiembre. Sí o sí".
En facebook, https://www.facebook.com/notes/buensalvaje/llamando-a-los-lectores-de-a-pie/340125446069626
sábado, 28 de julio de 2012
Un poema de Sebastián Salazar Bondy
Todo esto es mi país
Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce;
mi país es una intensa pasión, un triste piélago,
un incansable manantial
de razas y mitos que fermentan;
mi país es un lecho de espinas, de caricias, de
fieras,
de muchedumbres quejumbrosas y altas sombras heladas;
mi país es un corazón clavado a martillazos,
Un bosque impenetrable donde la luz se precipita
desde las copas de los árboles y las montañas
inertes;
mi país es una espuma, un aire, un torrente, un
declive florido,
un jardín metálico, longevo, hirviente, que vibra
bajo soles eternos que densos nubarrones
atormentan;
Mi país es una fiesta de ebrios, un fragor de
batalla, un guerra civil,
un silencioso páramo cuyos frutos son jugosos,
un banquete de hambres, un templo de ceremonias
crueles,
un plato vacío tendido hacia la nada,
un parque con niños, con guitarras, con fuegos,
un crepúsculo infinito, una habitación abandonada,
un angustiado grito
un vado apacible en el cual se celebra la vida;
mi país es un sepulcro en medio de la primavera,
una extraña silueta que abruma con su brillo la
soledad,
un anciano que camina lentamente, un ácido que
horada los ojos,
un estrépito que apaga todas las músicas
terrenales,
un alud de placeres, un relámpago destructor, un
arrepentimiento sin culpa
Un sueño de oro, un despertar de cieno, una
vigilia torva,
un día de pesar y otro de risa que la memoria
confunde,
un tejido de lujo, una desnudez impúdica, una
impaciente eternidad;
mi país es un recuerdo y una premonición, un
pasado inexorable
y un porvenir de olas, resurrecciones, caídas y
festines;
mi país es mi temor, tu ira, la voracidad de aquel,
la miseria del otro, la defección de muchos, la
saciedad de unos cuantos,
las cadenas y la libertad, el horror y la
esperanza, el infortunio y la victoria,
la sangre que fluye por las calles hasta chocar
con el horizonte
y de ahí retorna como una resaca sin fin;
Mi país es la mujer que amo y el amigo que abrazo
tan solo por amigo,
el extraño que te sorprende con su odio y el que
te da la mano porque quiere;
mi país es la ventana por la que miro la tarde,
la tarde que cae con sus ramas de melancolía en mi
pecho,
y el agua matinal con que limpio mis pupilas de
imágenes sucias,
el aire que respiro al salir de mi casa cada día,
y la gente que se precipita conmigo a los
quehaceres sin sentido,
el trabajo, la fatiga, la enfermedad, la locura,
el pensamiento,
la prisa, la desconfianza, el ocio, el café, los
libros, las maldiciones;
mi país es la generosa mesa de mi casa y los
rostros familiares
donde contemplo la marea incansable de mi dicha,
el cigarrillo que consumo como una fe que se
renueva
y el perro cuya piel es cálida como su amistad;
Mi país son los mendigos y los ricos, el alcohol y
la sed,
la aventura de existir y el orden en que elijo mis
sacrificios;
mi país es cárcel, hospital, hotel, y almacén,
hogar, arsenal;
mi país es hacienda, sembrío, cosecha;
mi país es escasez, sequía e inundación;
mi país es terremoto, lluvia, huracán;
mi país es vegetal, mineral, animal;
mi país es flexible, rígido, fluido;
mi país es líquido, sólido inestable;
mi país es republicano, aristocrático, perpetuo;
mi país es cuna, tumba, lecho nupcial;
mi país es indio, blanco, mestizo;
mi país es dorado, opaco, luminoso;
mi país es negro, amarillo cobrizo;
mi país es amable, hosco, indiferente;
mi país es azúcar, tungsteno, algodón;
mi país es plata, nieve, arena;
mi país es rudo y delicado, débil y vigoroso,
angelical y demoníaco;
mi país es torpe y perfecto;
mi país es enorme y pequeño;
mi país es claro y oscuro;
mi país es cierto e ilusorio;
mi país es agresivo y pacífico;
mi país es campana,
mi país es torre,
mi país es isla,
mi país es arca,
mi país es luto,
mi país es escándalo,
mi país es desesperación,
es crisis, escuela, redención, ímpetu, crimen,
y lumbre, choque cataclismo,
y llaga, renunciación, aurora,
y gloria, fracaso, olvido;
Mi país es tuyo
mi país es mío,
mi país es de todos,
mi país es de nadie, no nos pertenece, es nuestro,
nos lo quitan,
tómalo, átalo, estréchalo contra tu pecho, clávatelo
como un puñal,
que te devore, hazlo sufrir, castígalo y bésalo en
la frente,
como a un hijo, como a un padre, como a alguien
cansado que acaba de nacer,
porque mi país es,
simple, pura, infinitamente es,
y el amor canta y llora, ahora lo comprendo, cuando
ha alcanzado lo imposible.
Sebastián Salazar Bondy
miércoles, 20 de junio de 2012
No mires por la ventana

-No sé tú, pero en tres segundos me iré
corriendo de aquí.
Y yo quería decirle que también, claro, iba a
correr, ¡pero no podía parar de tomarle fotos con mi iPod! Y de repente me di
cuenta y le contesté:
-Quiero correr pero no tengo el papelito.
Y es que para correr necesitábamos un papelito
con la foto de alguien famoso que yo no había conseguido. Y luego, cuando
apareció otro payaso más chico pero también enorme y con unos ojos rojos horribles y quiso jalarme, me
desperté. Me volví a dormir y estaba en una biblioteca con una amiga y de
repente, cuando trataba de bajar uno, todos los libros se caían sobre mí y yo
estiraba los brazos y los detenía pero uno grande golpeaba el suelo
y la bibliotecaria decía:
-¿Qué pasa?
-Nada, le dije yo, nada.
-Pues ese libro tienes que pagarlo, me gritó, y
yo le pregunté cuánto valía y me respondió: ¡350 soles!
-No puedo, le dije, no lo voy a pagar, solamente
se ha caído.
Pero ella insistía en que pague y encima era un
libro que tú, papá, tú habías escrito. Mi amiga tenía tres soles cincuenta y yo
cero, como te imaginarás. Y después de pelear con las dos bibliotecarias una de
ellos me dijo:
-Te exijo que pagues el libro este 31 de junio.
Entonces yo sonreí y me fui caminando contenta,
calladita. Y me desperté. He soñado un montón de cosas. ¿Has visto mi iPod?
Quiero enseñarte las fotos del payaso.
martes, 12 de junio de 2012
No recuerdo el nombre de tu hermana.
El se
acerca a la ventanilla de mi auto, a la salida de la oficina, y me pregunta si
lo puedo jalar.
Claro, le
digo, sube.
Es el
encargado de logística. Tenemos años trabajando juntos y nunca hemos conversado
más de un par de minutos.
Hablamos tonterías.
Generalidades. Qué loco
está el clima, digo yo. Qué rápido se ha pasado el mes de mayo, al toque ha
llegado junio, me dice él.
Yo le hablo
del frío. El me habla
del tráfico.Yo le digo
que tengo varias rutas y que puedo llevarlo por donde le convenga.El me dice
que le toma dos horas y media llegar a su casa en Nueva Esperanza, ¿conoce Nueva Esperanza?
Me explica
cómo llegar. Le hablo de cualquier cosa y él me vuelve a decir que mayo ha
pasado volando. Pienso en responderle eso
ya me lo dijiste pero él agrega con énfasis: ha sido terrible mayo para mí. Terrible.
Mi hermana querida falleció este mayo en un accidente.
Qué triste, le digo, agobiado por el dolor que de pronto
nos inunda a los dos dentro del carro.
Un
accidente en la carretera, dice, regresando a Huancavelica. Vino a Lima y al
volver…
Hace una
pausa y agrega, sin tono: Vino para mi santo. Mi cumpleaños es en mayo y vino y
justo regresando…
Hace otra pausa
y después me dice el nombre completo de su hermana, ¿salió en los periódicos, no vio?
Pienso que
debe sentirse culpable y antes de que lo diga –no se lo iba a decir- él agrega:
me he sentido culpable, señor, he tenido una pena así, inmensa, y he pensado que
ha sido todo por mi culpa.
No puede
ser, le digo, un accidente no es culpa de nadie, y si lo fuera sería del chofer,
de los que no mantienen las pistas, de…
Me callo.
El continúa: yo la había llamado para que venga a mi santo, no te veo hace tiempo, le dije, ven
para celebrar juntos y ella me contestó que iba a ver si podía, que no me
aseguraba. Y de pronto se apareció y me dijo cómo no voy a venir, hermanito, con
lo mucho que te quiero no iba a faltar pues, y después se regresó de golpe a
los dos días, se fue a la terminal de Yerbateros y ahí agarró su carro, una
station wagon. Me llama y me cuenta que ya está en camino y yo le digo avisa cuando llegues a Huancavelica. Y
bueno, así hasta que a la una de la mañana suena el teléfono y veo en mi
celular el nombre de ella y…
Yo había estado angustiado por las puras, señor, me
dijo, el cuerpo, el alma avisa, había estado preocupado sin razón, cuidando a
mis hijos, recomendando a mi esposa que no se arriesgue, así como nervioso sin
explicación, y cuando sonó el teléfono y vi su nombre y escuché que me hablaba
una voz de hombre pensé que había pasado algo feo, esto era, dije, y el hombre me preguntó si yo era pariente de---
ahí él me repitió el nombre de su hermana y ahora que escribo esto me doy
cuenta de que simplemente no lo recuerdo. Sí, les dije, soy su hermano. Bueno, llamamos para reportar que ha sufrido
un accidente y deben presentarse los familiares para evacuarla de inmediato.
Terrible fue.
No sabía que sentir, acá tan lejos y a medianoche. Llamé a toda la familia, a
mis hermanos en Huancavelica que estaban más cerca del pueblo donde fue el
accidente.
Llamé y llamé hasta que contestaron. Tener que decirles eso, señor... Bueno.
Fueron. Ya
la habían evacuado a Huancayo.
Viva la vio
mi hermano pero tenía fracturas en las piernas, en la espalda, y tres costillas
rotas. Una le perforó el pulmón y murió de taquicardia.
Llamé cada
hora hasta que a las once me dijo: se ha
ido nuestra hermana, se fue.
Mi esposa
se privó, yo no dije nada pero mi hijo sacó su maleta, dobló mi ropa y me
dijo anda papá, vete, anda.
Hace una
pausa. Yo sigo manejando tragándome el aire como alguien que boquea a punto de
ahogarse. No lloramos porque somos hombres y apenas nos conocemos, pero el aire
frío llora por nosotros.
Se salvó la
hijita, por suerte, me dice.
¿Viajaba
con su hijita? pregunto asombrado y me responde que sí, que tiene tres años, que
solo se quebró el huesito de la clavícula porque su madre la protegió con su cuerpo y que como es niña se va a reponer
todo lo que se rompió, pero el alma… el
alma se rompe también.
Sí, le
digo, solamente sí.
¿Y sabe qué
señor? Es como una cadena. A mi hermana la dejó mi mamá por negligencia médica,
de peritonitis se nos fue cuando mi hermanita tenía dos años y medio, y ahora le
pasa lo mismo a ella con su niña.
Silencio.
Mira
hacia la esquina y me dice naturalmente acá me bajo, gracias, gracias. No, le
digo, no hay de qué, y sigo manejando despacio y en silencio y llego a mi casa
y me siento a escribir esto deseando que su dolor se cure, que nadie se
accidente, que la vida se explique sola y sin desgracias.Porque escribir también es pedir imposibles.
Recuerdo muchos
detalles – que el auto rodó 150 metros, que el pasajero que se salvó subió a
pedir auxilio, que el pueblo del accidente se llama Huando, que el cumpleaños
de él fue el primero de mayo- pero, qué absurda es el alma cuando se rompe, no
puedo acordarme del nombre de su hermana. Solo puedo recordar su historia para despedirla con amor.
Dios la
cuide. Dios nos cuide a todos.
martes, 8 de mayo de 2012
Polirritmo dinámico a Gradín, jugador de foot-ball
A GRADIN, JUGADOR DE FUTBOL
Palpitante y jubiloso
como el grito que se lanza de repente a un aviador,
todo así claro y nervioso,
yo te canto, ¡oh jugador maravilloso!
que hoy has puesto el pecho mío como un trémulo tambor.
Ágil,
fino,
alado,
eléctrico,
repentino,
delicado,
fulminante,
yo te vi en la tarde olímpica jugar.
Mi alma estaba oscura y torpe de un secreto sollozante,
pero cuando rasgó el pito emocionante
y te vi correr...saltar...
Y fue el ¡hurra! Y la explosión de camisetas,
tras el loco volatín de la pelota,
y las oes y las zetas
del primer fugaz encaje
de la aguja de colores de tu cuerpo en el paisaje,
otro nuevo corazón de proa ardiente,
cada vez menos despacio
se me puso a dar mil vueltas en el pecho de repente.
Y te vi, Gradín
bronce vivo de la múltiple actitud,
zigzagueante espadachín
del golkeeper cazador,
de ese pájaro violento
que le silba a la pelota por el viento
y se va, regresa y cruza con su eléctrico temblor.
¡Flecha, víbora, campana, banderola!
¡Gradín, bala azul y verde! ¡Gradín, globo que se va!
Billarista de esa súbita y vibrante carambola
que se rompe en las cabezas y se enfila más allá...
Y discóbolo volante,
pasas uno...
dos...
tres...cuatro...
siete jugadores...
La pelota hierve en ruido seco y sordo de metralla,
se revuelca una epilepsia de colores
y ya estás frente a la valla
con el pecho...el alma...el pie...
y es el tiro que en la tarde azul estalla
como un cálido balazo que se lleva la pelota hasta la red.
¡Palomares! ¡Palomares!
de los clásicos aplausos populares...
¡Gradín, trompo, émbolo, música, bisturí, tirabuzón!
(¡Yo vi tres mujeres de esas con caderas como altares
palpitar estremecidas de emoción!)
¡Gradín! róbale al relámpago de tu cuerpo incandescente,
que hoy me ha roto en mil cometas de una loca elevación,
otra azul velocidad para mi frente
y otra mecha de colores que me vuele el corazón
Tú que cuando vas llevando la pelota
nadie cree que así juegas:
todos creen que patinas,
y en tu baile vas haciendo líneas griegas
que te siguen dando vueltas con sus vagas serpentinas.
¡Pez acróbata que al ímpetu del ataque más violento
se escabulle, arquea, flota
no lo ve nadie un momento,
pero como un submarino sale allá con la pelota...!
Y es entonces cuando suena la tribuna como el mar:
todos grítanle: ¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín!
Y en el ronco oleaje negro que se quiere desbordar,
saltan pechos, vuelan brazos y hasta el fin
todos se hacen los coheteros
de una salva luminosa de sombreros
que se van hasta la luna a gritarle allá:
¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín!
Del poeta peruano Juan Parra del Riego, 1894-1925.
como el grito que se lanza de repente a un aviador,
todo así claro y nervioso,
yo te canto, ¡oh jugador maravilloso!
que hoy has puesto el pecho mío como un trémulo tambor.
Ágil,
fino,
alado,
eléctrico,
repentino,
delicado,
fulminante,
yo te vi en la tarde olímpica jugar.
Mi alma estaba oscura y torpe de un secreto sollozante,
pero cuando rasgó el pito emocionante
y te vi correr...saltar...
Y fue el ¡hurra! Y la explosión de camisetas,
tras el loco volatín de la pelota,
y las oes y las zetas
del primer fugaz encaje
de la aguja de colores de tu cuerpo en el paisaje,
otro nuevo corazón de proa ardiente,
cada vez menos despacio
se me puso a dar mil vueltas en el pecho de repente.
Y te vi, Gradín
bronce vivo de la múltiple actitud,
zigzagueante espadachín
del golkeeper cazador,
de ese pájaro violento
que le silba a la pelota por el viento
y se va, regresa y cruza con su eléctrico temblor.
¡Flecha, víbora, campana, banderola!
¡Gradín, bala azul y verde! ¡Gradín, globo que se va!
Billarista de esa súbita y vibrante carambola
que se rompe en las cabezas y se enfila más allá...
Y discóbolo volante,
pasas uno...
dos...
tres...cuatro...
siete jugadores...
La pelota hierve en ruido seco y sordo de metralla,
se revuelca una epilepsia de colores
y ya estás frente a la valla
con el pecho...el alma...el pie...
y es el tiro que en la tarde azul estalla
como un cálido balazo que se lleva la pelota hasta la red.
¡Palomares! ¡Palomares!
de los clásicos aplausos populares...
¡Gradín, trompo, émbolo, música, bisturí, tirabuzón!
(¡Yo vi tres mujeres de esas con caderas como altares
palpitar estremecidas de emoción!)
¡Gradín! róbale al relámpago de tu cuerpo incandescente,
que hoy me ha roto en mil cometas de una loca elevación,
otra azul velocidad para mi frente
y otra mecha de colores que me vuele el corazón
Tú que cuando vas llevando la pelota
nadie cree que así juegas:
todos creen que patinas,
y en tu baile vas haciendo líneas griegas
que te siguen dando vueltas con sus vagas serpentinas.
¡Pez acróbata que al ímpetu del ataque más violento
se escabulle, arquea, flota
no lo ve nadie un momento,
pero como un submarino sale allá con la pelota...!
Y es entonces cuando suena la tribuna como el mar:
todos grítanle: ¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín!
Y en el ronco oleaje negro que se quiere desbordar,
saltan pechos, vuelan brazos y hasta el fin
todos se hacen los coheteros
de una salva luminosa de sombreros
que se van hasta la luna a gritarle allá:
¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín!
Del poeta peruano Juan Parra del Riego, 1894-1925.
domingo, 29 de abril de 2012
A poem by Yeats
When you are old and grey and full of sleep,
And nodding by the fire, take down this book,
And slowly read, and dream of the soft look
Your eyes had once, and of their shadows deep;
How many loved your moments of glad grace,
And loved your beauty with love false or true,
But one man loved the pilgrim soul in you,
And loved the sorrows of your changing face;
And bending down beside the glowing bars,
Murmur, a little sadly, how Love fled
And paced upon the mountains overhead
And hid his face amid a crowd of stars.
William Butler Yeats
lunes, 23 de abril de 2012
Un poema de Jacques Prevert
La desesperación está sentada en un banco
En un banco en una plaza
Hay un hombre que te llama cuando pasas
Lleva gafas y un viejo traje gris
Fuma una colilla está sentado
Y te llama cuando pasas
O simplemente te hace una seña
No hay que mirarle
No hay que escucharle
Hay que pasar de largo
Fingir que no le has visto
Que no se le oye
Hay que pasar de largo y apurar el paso
Si lo miras
Si lo escuchas
Hace señas y nadie
Puede evitar que vayas a sentarte a su lado
Entonces te mira y sonríe
Y tú sufres atrozmente
Y el hombre continúa sonriendo
Y tú sonríes con su misma sonrisa
Exactamente
Cuanto más sonríes más sufres
Atrozmente
Cuanto más sufres más sonríes
Irremediablemente
Y allí te quedas
Sentado inmovilizado sonriendo en el banco
Unos niños juegan cerca
Algunos paseantes pasan
Tranquilamente
Algunos pájaros vuelan lejos
Dejando un árbol
Por otro
Y tú te quedas allí
En el banco
Y sabes sabes
Que nunca más jugarás
Como esos niños
Sabes que nunca más pasarás
Tranquilamente
Como esos paseantes
Que nunca más volarás
Dejando un árbol por otro
Como esos pájaros.
domingo, 25 de marzo de 2012
Carta a un teatrero joven
Mensaje por el Día Mundial del Teatro 2011 escrito por Alonso Alegría, el más destacado autor teatral peruano, a pedido del Centro Peruano del Instituto Internacional del Teatro - ITI UNESCO. Conmovedor y potente, como toda la creación dramática de Alegría.
Carta a un teatrero joven
Me dices que el teatro te gusta y que no puedes ni pensar en dedicarte a otra cosa. ‘Me di cuenta, por fin, de que podía ser feliz’ me confiesas, tratando de describir ese momento bendito en el que sentiste que tu vida finalmente tomaba un rumbo ilusionado. ‘Se te ha metido el bichito del Teatro’ te diríamos los que ya sabemos que, a partir de ahora, el Teatro habrá de ser el único arte y la única profesión con las que querrás alimentar tu alma y sostener tu cuerpo toda tu vida.
La decisión que estás tomando te da miedo. No eres el primero. Desde siempre, a todos los teatreros nos ha dado mucho miedo emprender este incierto camino.
‘Yo amo al Teatro’, me dices, ‘¿pero qué pasa si el Teatro acaba no amándome a mí? ¿Si sólo me escupe fracasos, si me tiende trampas, si me maltrata día tras día, si no me alimenta siquiera? ¿Sufriré si acaso lo abandono y luego lo extraño mucho pero ya no puedo dar marcha atrás?’ me preguntas.
Pues no tienes por qué sufrir de ausencia. Cualquier cosa que hagas puede ser parte del Teatro. El Teatro tiene que ver con todo.
Tu sueño es vivir tu vida sobre el escenario, o muy cerca de él. Es posible que lo logres, y quizás para siempre te ganes la vida, o parte de ella, como dramaturgo, actor, director, escenógrafo, iluminador, utilero, telonero, productor, o cualquier otro de los bellos oficios que reciben o escuchan en vivo el aplauso del público terminada la función. Si el Teatro te permite pagar las cuentas y escuchar aplausos, serás feliz por lo menos cinco noches por semana –y no mucha gente, te lo aseguro, tiene la felicidad garantizada cinco noches por semana. Pero si tú—
‘¿Y qué me pasa si el teatro me aloca pero no puedo estar ni cerca de un escenario’ –me interrumpes—‘porque tengo que ganarme la vida en otra cosa?’ Pues si llevas el bichito y eres un gran contador, podrás ser feliz contando el dinero de un teatro. Y si te vuelves el más famoso arquitecto, pues podrás ser feliz diseñando teatros. Y si terminas de cocinero estrella, serás feliz manejando las cafeterías de los teatros del Mundo. Si encuentras una mina de oro, crearás una compañía de teatro para que su director te adjudique, de cuando en cuando, un pequeño papel, porque sólo entonces ese bichito te dejará gozar tranquilo de tu nueva fortuna. Y si la Vida te propina el revolcón contrario y de pronto te encuentras de vendedor ambulante –esas cosas pasan, créeme— pues a la entrada de un teatro venderás los títeres que tú mismo fabriques. Escucharás, desde lejos, muchos aplausos ajenos, pero igual te harán feliz porque ¿sabes? esos aplausos serán también para ti, por ser un teatrero que vende títeres cerca de un escenario. Y tu suerte cambiará pronto. Ese bichito que llevamos dentro nos protege y alienta cuando le somos fieles.
Dedícate al Teatro, entonces. Sin miedo. Te gusta, y no tienes más remedio, porque el bichito te ha picado. Más te vale emprender tu carrera teatral. Acepta ese papel, matricúlate en ese taller, preséntate a ese examen, diles a tus padres y a tu novia que toda tu vida serás teatrero. Diles que sólo así serás feliz. Les estarás diciendo la verdad. Porque una persona con el bichito del Teatro dentro, no puede hacer nada más que Teatro para sentirse verdadera y totalmente feliz. Toda, todita su vida.
La imagen es de Richard Termine, fotógrafo norteamericano especializado en artes escénicas.
jueves, 22 de marzo de 2012
Para usted, Maestro. Con amor.
“Esos días de
colegiala, de contarnos cuentos y comernos las uñas se acabaron. Pero sé
que en mi memoria seguirán vivos, para siempre vivos. Ahora… ¿cómo le das
las gracias a alguien que te llevó de los lápices de colores al perfume?
No es fácil, pero voy a intentarlo.
Si usted quisiera el cielo yo escribiría a lo largo del cielo con letras que se eleven a mil pies de altura: Para usted, Maestro. Con amor.
Sé que llegó
el momento de cerrar los libros y darles por última vez una larga
mirada. Y sé también que, mientras me
voy, me alejo de mi mejor amigo. Un amigo que me enseñó a
distinguir lo bueno de lo malo, lo débil de lo fuerte, y eso ha sido para
mí muchísimo aprendizaje. ¿Qué puedo
darle a cambio de eso? ¿Qué?
A veces, en mis cuadernos, anoto la letra de una canción y me dedico a traducirla por mucho tiempo, como si tuviera que decírsela a alguien hablando con la emoción de la misma canción. y aclaro que las traduzco como a mí me da la gana. Y como ha tocado en esta semana intercambiar agradecimientos y despedidas, publico esta canción de Lulu, To sir with love, de cuando tenía yo siete años.
Canciones de amor: las amo. Canciones de gratitud: les doy las gracias.
No es fácil, pero voy a intentarlo.
Si usted quisiera el cielo yo escribiría a lo largo del cielo con letras que se eleven a mil pies de altura: Para usted, Maestro. Con amor.
Si usted quisiera la luna trataría de alcanzársela pero preferiría, mejor que
eso, que me permita entregarle mi corazón.
Para usted, Maestro. Con amor".
Para usted, Maestro. Con amor".
A veces, en mis cuadernos, anoto la letra de una canción y me dedico a traducirla por mucho tiempo, como si tuviera que decírsela a alguien hablando con la emoción de la misma canción. y aclaro que las traduzco como a mí me da la gana. Y como ha tocado en esta semana intercambiar agradecimientos y despedidas, publico esta canción de Lulu, To sir with love, de cuando tenía yo siete años.
Canciones de amor: las amo. Canciones de gratitud: les doy las gracias.
viernes, 16 de marzo de 2012
La voz del infeliz.
La
infelicidad está llena de estrategias y rutinas que, cuando llega la felicidad,
la destruyen.
Por
ejemplo, los infelices mienten.
Mienten
sobre dónde han estado, sobre su origen, sobre sus emociones, sobre quiénes
son.
Niegan
haber hecho lo que todos saben que hicieron y se atribuyen lo que nunca les
pasó.
Los
infelices prefieren ser imprecisos para mentir sin hitos ni planos ni referencias.
Esconden temas. Invierten datos. Y cuando encuentran alguien que merece su
franqueza lo destruyen por espanto, lo arrinconan, lo hacen sentir perdido o
tonto o excesivamente severo. Entonces buscan a otros infelices y se reúnen
sonrientes todos, para no sentirse solos, para mentirse entre sí.
Los
infelices farfullan, enredan, se emborronan.
Solo
el verdadero amor los salva, ese ángel de fuego que los descongela y los
enfrenta a su auténtico yo, a sus abismos y sus torpes construcciones. Los mira
a los ojos y les pide simplemente: no me
mientas. Y el infeliz se siente desarmado, confrontado con todo lo que odia
de sí mismo, sin coraza, sin palabras, sin control.
Si
quiere seguir siendo infeliz huirá del ángel y de su llave liberadora.
Si
quiere ser feliz renunciará a la impostura, cerrará la boca que miente con una
llave de hierro y abrirá, con la misma llave, la boca del corazón. Y el ángel
lo verá llorar y soportará el olor de lo podrido que drenará de ese corazón
acorazado de falsedades hasta volver a ser magma, prisma, gota de oro.
Puede
que el ángel no soporte la peste. Puede que te deje tan limpio que se quede
contigo para siempre. Lo único seguro es que si vuelves a mentir, él volará.
No
desaparezcas, ángel de fuego de la doble voz. El centro de mí te necesita.
En la foto, un grupo norteamericano de títeres hace Pinocchio (The Wooden Boy) as Told by Frankenstein's Monster.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)