- la de Ford Models, por las modelos, las fotos y la dirección de arte.
- Una página de logotipos rusos. Otra con programas y plantillas para crear logos.
- Una página de chistes de todo color.
- La página de la revista teatral Latin American Theatre Review, con más precisión: una página de la Universidad de Kansas que edita esta revista tan importante para el estudio del teatro latinoamericano. No sé si hay una página en la cual leer online sus artículos.
- Una pagina donde te dicen cómo hacer para que tu PC no ande tan lenta.
- Una página sobre empoderamiento femenino.
- Una reseña sobre la muerte de Benazir Bhutto que incluye su condena por lavar millones de dólares.
- Y para terminar, una excelente entrevista a Alejandro Jodorowsky, creador de la psicomagia, director de El topo y admirado novelista.
jueves, 27 de diciembre de 2007
Hoy es un día más
Y juntos seguiremos viajando
porque te has ocultado en algún lugar.
Cuántas luces y añoranzas
porque estás tú solo en alguna parte.
Vamos, para empezar, un pedazo de pan,
un cuchillo, una linterna, mete todo en la mochila.
Mi padre me dejó sus cálidos sentimientos.
Tu madre su tierna mirada.
La tierra gira y nos cubre,
las pupilas resplandecen y las luces parpadean.
La tierra gira llevándonos de un lugar a otro.
Algún dia nos volveremos a encontrar
y juntos seguiremos viajando.
Me lo envío mi amigo, el director de teatro Jorge Villanueva, como saludo navideño, con una nota al pie: Canción popular japonesa. Felices fiestas para todos.
lunes, 17 de diciembre de 2007
Mi nombre es Legión
Las cartas de amor, si hay amor,
Pero, al fin,
Ojalá volviera al tiempo en que escribía
La verdad es que hoy
(Todas las palabras esdrújulas,
viernes, 14 de diciembre de 2007
Amiguitas
martes, 4 de diciembre de 2007
Y tú sonreías
viernes, 30 de noviembre de 2007
Lista de compras
martes, 20 de noviembre de 2007
Saca tu diccionario
Quand l'araignée sut qu'elle allait mourir, elle invoqua le dieu des araignées.
"Seigneur, dit-elle, je vais paraître et comparaître devant toi. Or, ce qui m'attend ne m'inquiète guère. Je t'ai toujours servi avec humilité. Tes ennemis furent les miens. Que les mouches broyées en ton honneur me soient comptées..."
Et l'araignée mourut. Elle vit Dieu. C'était une mouche.
(Un texto de Serge Wellens, poeta francés, 1927-...) La foto es del blog de Armando López: http://alopezfotos.blogspot.com/
¿Viene por el aviso?
http://garicruze.typepad.com/
http://thehiddenpersuader-english.blogspot.com/
http://larevolucioncreativa.blogspot.com/
jueves, 8 de noviembre de 2007
De un libro que tampoco volveré a ver
Ya no será
Angst und frieden
domingo, 4 de noviembre de 2007
Un recuerdo para Juan Gonzalo
jueves, 1 de noviembre de 2007
Abre los ojos
miércoles, 24 de octubre de 2007
Un cuento con alas
Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes.En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto.En realidad no quería andar en las grandes alturas o en los espacios libres, ni mucho menos.Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.
lunes, 22 de octubre de 2007
No cuenten conmigo
Ya me censaron. Ya soy uno más. Y ya escuché varias historias del censo.
Una, la de mi amiga Cayita: la chica del censo pregunta a mi papá:
- ¿Usted trabaja en alguna entidad, orgasmo o empresa estatal?
- ¿Cómo dijo? ¿Orgasmo, señorita?
La chica se puso roja y dije para salvarla:
- Organismo, papá, quiso decir organismo.
- Ah, pensé que el loco de Alan quería saber cuántas veces…
- ¡Papá!
- ¡Papá, despiértate de una vez! ¡Vas a ignorar a los del censo y después va a faltar uno!
sábado, 20 de octubre de 2007
Alba del Uruguay
Nos escribíamos con mucha frecuencia y fuimos amigos postales durante siete años. Luego de que empecé a hacer teatro –a los 17- dejamos de contactarnos. Era el año 1977 y la vida nos ocupaba con muchas tareas que al final mataron esta amistad.
Cuando cumplí 40 años y terminé de escribir El último barco, obra teatral en la cual el niño protagonista escribe a una amiga que no le responde (“Sandra del Uruguay”) decidí ponerme en contacto con Alba. Le escribí a la dirección que me sabía de memoria –Emancipación 4427, Montevideo, Uruguay- pero pasaron meses sin recibir respuesta. Lo lógico era que se hubiera mudado, pero por alguna razón comencé a temer que la represión militar de aquella época hubiera sido la causante de su desaparición, y envié una carta a El País, diario uruguayo, explicando la situación. El periódico la publicó y recibí respuestas postales de todo tipo: gente que me decía que debían haberla matado, otros que creían haberla visto en tal o cual lugar, y una, la más inteligente, que sin escribir palabra me enviaba la página del directorio telefónico en la cual figuraban los pocos Haretches que vivían en Montevideo. Ahí estaba ella, con su nueva dirección. Le escribí y me respondió: estaba casada, feliz, con tres hijos, era contable y seguía escribiendo tan bien como cuando éramos chicos. Me alegré mucho y más cuando, por razones del trabajo y del destino, viajé a Montevideo a filmar un comercial. La llamé y quedamos en vernos. Vino con su esposo –un tipo encantador- y nos contamos mil cosas del presente, porque del pasado lo sabíamos todo: nuestros hijos, nuestros empleos, nuestra vida actual colmada de compañía, cuidados y posesiones en oposición a mi adolescencia de sueños, soledad e ilusión. Pero hablando de aspiraciones ella me comentó: al menos tú cumpliste tu sueño, porque siempre quisiste ser escritor y ahora esa es tu vida. Y me aparecí en ese café montevideano, yo mismo a los 12 años, soñando con escribir cuentos y contar historias,frente a mí, al que había cumplido lo que deseaba y que ese día, a los 40 años, tan lejos de casa, recién entendía que debía disfrutarlo. Le di las gracias y ella me agradeció también el encuentro. Como sorpresa final, sacó un fajo de papeles: mis viejas cartas setenteras –aunque no para entregármelas- y me confesó que las guardaba con cariño. Seguro que vos hacés lo mismo me dijo. Yo, con cinismo, sólo atiné a responderle que sí.
jueves, 18 de octubre de 2007
Ignoble means "characterized by baseness, lowness, or meanness"
El mundo está girando locamente
Para leer noticias mi página favorita es IBL News. Lo dirige Michael Amigot y tiene de todo, y el portal siempre está actualizado. Hay titulares importantes y serios y hay otros más raros o divertidos, como Un filme policial en Brasil sube las ventas de uniformes de policía o Primer concurso europeo de modelos minusválidas en Alemania, y mil notas más. Puedes leerlo ahí o suscribirte a su envío diario de titulares. Como para dar las gracias.
miércoles, 10 de octubre de 2007
Yo siento lo mismo que no sientes tú
Leyendo el blog de Jimena (http://lindimismayo.blogspot.com/) pienso en las miles de veces que no me he conectado con lo que siento. Creo que hay un enlace entre un lado y otro del alma y en él un fusible que de tanto dolor, un día se quema. Y a partir de entonces no vuelves a sufrir en apariencia pero sientes a diario que tu Roma se incendia por dentro, que se hunde tu Titanic, que tu Hiroshima se evapora mientras todos creen que cuentas un chiste. Cuando murió Fernando al dia siguiente de nacer hice una lista de cosas necesarias para enterrarlo en paz y sin que su madre sufra. Cuando casi muero yo me dediqué a revisar las imágenes que me rodeaban pensando que si sobrevivía las pondría en una obra. Cuando vi a Mía en su cuna y me aguanté las ganas de cargarla y salir corriendo y robármela para siempre, sólo pude decir: es tan linda que me cambia todo. Tantas veces el hervor frío, el temblor quieto, el grito mudo. Y hace relativamente poco me volvió a pasar, cuando la mujer que me exigía conectarme con mis emociones me dejó para irse con otro, pues me amaba muchísimo pero quería probar con él. Luego regresó, se pasó un año enseñándome a sentir con autenticidad y se volvió a ir, ahora detrás de su sueño que, obvio, no era yo. Hasta el acto de narrarlo me parece gélido. Debería lanzar la computadora por la ventana, pero no es mía sino de mi oficina. Debería golpear los muebles pero no, mis hijas duermen. Debería gritar por la ventana pero serenazgo… No sentir tiene rutinas. Analizarlo todo. Hablar contigo de ti mismo en tercera persona. Trabajar mucho, hasta la ceguera. Huir de los amigos que provocan ataques de sensibilidad. A veces creo que por eso escribo teatro, para que otros (los personajes y los espectadores) sientan lo que yo no me atrevo a expresar. O pienso que nadie se merece mi odio ni mi risa, como si los guardara en secreto cuando en realidad los tengo sepultados. A veces nada más me sorprendo de estar sintiendo, de reírme o ser sincero. Y a veces siento que sería bueno sentir.
lunes, 8 de octubre de 2007
Qué canción sonará cuando muera
La segunda persona que lo unió a Sabina lo hizo a través del odio. Nuestro amigo N., joven publicista que trató de salir conmigo, lo calificaba de autor “fácil, efectista y barato”, y citaba para denigrarlo una canción muy mala de Joaquín: no me gus- no me gus- no me gusta el rap… A la novia de N. este cantautor la chiflaba tanto que acabó viviendo en Barcelona. El nunca lo supo, pero yo me enteré en el baño.
El tercer contacto de J. con el español fue a través de su última enamorada, H., quien amaba al cantante y entonaba a gritos en su auto yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola… y nos dieron las diez y las once… El reía de verla feliz y le grababa más canciones de Sabina y de Bebé, con quien ella compartió un tema que hablaba de libertad y que decía algo como y la dejaste volar, pero sólo tú sabías que así tenía que ser…
Ella, que decía amarlo como a nadie en su vida, lo dejó repentinamente -como nadie lo había dejado en su vida- para irse a estudiar a New York. El viaje lo planificaron ambos para que ella crezca, pero la ruptura fue un aporte personal de H. para el crecimiento de J. Yo me lo olí y se lo dije, pero como lo quiero mucho no me quiso escuchar.
Sin embargo siguieron escribiéndose, H. muerta de frío y J. muerto de amor. Ella soñando con aprender más y él despertando del sueño de volverla a ver. Con los meses el azar llevó a J. a un congreso en Europa, donde ella estudiaba ahora, y decidieron encontrarse pocos días en una ciudad de la Costa Azul. Ella nunca le dijo que quería volver con él, pero trataba de retenerlo por si en el futuro lo necesitaba. El estaba dispuesto a dejarla volar porque había entendido que entre los sueños de ella estaba amarlo mucho, pero sólo después de haberse amado mucho a sí misma. Mientras la esperaba en el pequeño aeropuerto francés, me contó que sonó de improviso una canción de Sabina: yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid… Mala señal, dijo él, pues ella ya tenía un par de meses en España y moría de ganas de quedarse más tiempo. Pero Sabina se les olvidó a los dos cuando se vieron, se besaron –mientras H. levantaba un piececito- y se fueron a vivir el amor de día, de noche, en la playa y lejos de ella. No me contó más detalles ni quise escucharlos.
Hartos de caminar de la mano, de reconocerse, de quererse sin pensar en proyectos ni errores, se detuvieron en una heladería donde ella le habló de sus viajes por Granada, Sevilla, Huelva y mil esquinas más. El sonreía en silencio mientras trataba de reconocer qué canción sonaba en esa radio a todo volumen opacada por las voces de turistas coreanos, italianos y daneses. De repente, ella le preguntó qué opinaba de esos romances que surgen de la nada y no valen nada en la vida. El no comprendió y le pidió explicarse. Ella le dijo: esos encuentros de una noche que luego no significan gran cosa… El le dijo lo que pensaba, que si no valen nada, pues eso.
Y J. no quiso escuchar más y se acordó de Sabina, y sin oírla, como cuando una bomba ensordece a los soldados de las películas, la vio mover la boca cuando en verdad la imaginaba caminito al hostal, besándose en cada farola, y luego desnuda al amanecer bajo la luna, y un largo etcétera sabinesco que lo hizo reír y sentirse muy sabio, y luego, o al mismo tiempo, muy estúpido. Quiso disimular pero no pudo. El viaje se agrió y el futuro también. Y aunque ella volvió a Lima J. no volvió a verla, o se la cruzó por casualidad, y el porvenir dejó de ser lo que había sido y los discos de Sabina se fueron a la basura, junto con Bebé y otros de esa parvada, que volaron por la ventana o fueron regalados con falsa amabilidad, como quien se deshace de un objeto maldito sin dejar entrever el daño que hace.
Todo esto me lo contó J. este sábado mientras, en un bar, nos emborrachábamos luego de que me recogiera, vestida de negro, del matrimonio de mi prima. No había venido acá –me dijo- desde antes de que ella se vaya. Y yo pensé que volvía con la ilusión de reencontrarla, pero no se lo dije porque el desatino de los hombres las mujeres lo ignoramos. Esa era nuestra canción, me gritó sonriendo con amargura, que es como lloran los hombres, sin un solo gesto. Me quedé callada. Escuché la letra. No reconocí al grupo pero sí el título de la canción. Se llama –se llamaba, se llamará- Give a little respect.”
Cuidado con el perro
martes, 11 de septiembre de 2007
Tener más es tener menos
viernes, 31 de agosto de 2007
Sólo me queda el goce de estar triste
Cada vez que conocemos a alguien, mil posibilidades de futuro aparecen, como caminos que se abren donde sólo había bosque. Y uno elige cuál seguir. Se enamora. Apuesta.
Pero a veces no eres capaz de apostar, a veces no sabes si quieres avanzar, a veces el último camino te hizo sufrir tanto que no quieres volver a andar solo. Y mucho menos acompañado. No quieres hacer sufrir y sobre todo, no quieres sufrir. Has dejado de creer en el futuro y los caminos que trajo la nueva persona vuelven a cerrarse. Y vuelves a estar perdido y solo en un bosque, bajo la luna.
Esa es la oportunidad de volver a estar contigo. De entender qué quieres. De encarar el trabajo como una forma febril de construirte y no como una fuga compulsiva. Volver a amar lo que haces para amarte de nuevo. No comprometerte, no utilizar, no prometer. Sólo dar pasos lentos y firmes, como en un juego. A Borges le atribuyen un largo poema cursi cuya frase más pertinente ahora es:
“Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores…”
Solo en el Cusco, dictando un taller de dramaturgia para jóvenes inteligentes y entusiastas, pienso en todo y nada a la vez. Planto mi propio jardín y asumo mi dolor, mi soledad, mis odios, mis distancias. Tal vez te arranque de mi jardín. Nos dolerá a los dos. Pero luego creceremos.
Del dolor habló Borges mejor que yo, en un poema que sí es de él, claro y admirable como nada de lo que digo hoy.
1964
miércoles, 29 de agosto de 2007
Más sobre el libro
En El Peruano: http://www.elperuano.com.pe/edc/2007/08/17/cul7.asp
En Correo: http://www.correoperu.com.pe/paginas_nota.php?nota_id=54256&seccion_nota=4
Y en México, aunque no tiene nada que ver con el libro: están montando Dos para el camino: http://www.oem.com.mx/diariodexalapa/notas/n390930.htm
Si consigo más, como lo que salió en Caretas, actualizo.
Actualizando: una nota el El Dominical, de El Comercio: http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2007-09-01/imecdominical0778542.html
Mi libro se re-presenta
El libro, que se titula Salidas de Emergencia, contiene dos obras de teatro. Superpopper y El ùltimo Barco, y está bellamente realizado por Solar Ediciones.
Como después de todo desastre es natural insistir, el libro se presentará de nuevo este viernes 7 de setiembre a las 7 y 45 p.m. en la Alianza Francesa de Miraflores. Los presentadores serán Mariana De Althaus, Eduardo Adrianzén y Vanessa Saba, todos gente de teatro, todos amigos míos.
Si te invité para el 15, te vuelvo a invitar para el 7. Dudo que se vuelva a postergar.
Gracias.
miércoles, 22 de agosto de 2007
Esta carta es para felicitarte porque eres una de las ganadoras
En el sorteo del álbum de
LOS PADRINOS MAGICOS
Y te has ganado UN DVD!!!!!
FELICITACIONES!
Te lo mereces por portarte tan bien
Y gracias por juntar las figuras del álbum de
LOS PADRINOS MAGICOS!!!!
A mi hija de 6 años, Alicia, le encanta sentir que tiene buena suerte. ¿A quién no?
Coleccionaba en diciembre las figuritas de un álbum con los personajes de Los Padrinos Mágicos y soñaba no con completar los cromos sino con conseguir el más especial: el cromo-cupón para participar del sorteo de un i-pod, un dvd y un gameboy.
Si gano el gameboy será para mí, si gano el i-pod, para Camila (su hermana de 12 años) y si gano el dvd lo pondré en tu cuarto, papá, porque tú no tienes un dvd. Los meses pasaron y el tiempo de la promoción terminó, los sorteos se realizaron y Alicia nunca se enteró. Pero un día de febrero, por suerte, encontró en un parque una figurita arrugada, tirada entre la hierba. Era un cupón para entrar en el sorteo. Loca de entusiasmo y sin leer la letra chiquita que indicaba que éste ya se había realizado, llegó corriendo a la casa y me pidió que lo envíe con su nombre y dirección. Lo pegamos en un papel y lo metimos, sucio y ajado, en un sobre. Prometí llevarlo y apenas ella se fue al colegio lo tiré a la basura.
En marzo, paseando por una tienda, encontré un dvd en oferta, lo compré, lo envolví para regalo, lo adorné con imágenes de Los Padrinos Mágicos y se lo hice llegar con una carta de felicitación falsamente personal, de esas tan standard que escribimos en las agencias de publicidad. Ella lo recibió cuando yo estaba fuera de la casa. Escuché sus gritos de alegría. Me llamó por teléfono y me dijo “¡Papá, gané, GANÉ! ¡Soy una niña con suerte!”
De repente soy un papá egoísta que no quiso comprar un ipod ni un gameboy, y eligió un dvd para su cuarto. Puede ser. Pero sí estoy seguro de algo: Alicia De María tiene suerte.
lunes, 13 de agosto de 2007
Más info sobre el libro
¡Gracias! Abajo hay una nota personal sobre la edición y las obras.
sábado, 11 de agosto de 2007
Un libro que parece dos
Este 15 de agosto a las 7 y 45 p.m. presentaré en la Librería Crisol del Óvalo Gutiérrez, junto al cine Alcázar, el libro titulado Salidas de emergencia, con dos obras de las que soy autor: El último barco y Superpopper. Forma parte de la colección Vodevil de la Editorial Solar que dirige Dante Trujillo, cuyo excelente trabajo de edición se nota en cuanto uno toca el libro, aunque lo conozco desde mucho antes.
El último barco fue estrenada en el 2004 con la dirección de Alberto Isola, como producción número 53 del TUC, Teatro de la Universidad Católica, una exitosa puesta de la que tengo magníficos recuerdos. Superpopper se estrenó en el 2006, dentro del Festival de Teatro Peruano Norteamericano del ICPNA, en el cual el montaje muy bien dirigido por Jorge Villanueva obtuvo el Premio del Público y el Premio del Jurado.
Escribí la primera para el mismo Alberto, a partir de la tragedia del Alianza Lima, cuyo equipo de futbol completo murió al caer frente al mar de Ventanilla, en Lima, el avión Fokker que los transportaba, en circunstancias hasta hoy debatidas. En ese avión viajaba Víctor Barco, esposo de mi hermana Consuelo, a quien le robé el apellido y la profesión para, inventando todo lo demás, contar una historia de padre ausente, tema de estudio sociológico que forma parte de la identidad peruana, y que recorre importantes piezas del teatro nacional.
Superpopper (que antes era Super Popper) nació en cambio de mil impulsos, desde la lectura de Michel Foucault hasta las conversaciones con Jimmy Salaverry, sicólogo que trabaja en publicidad y quien me contó mil historias de insanía que hasta hoy recuerdo y no pude meter por entero en la obra. Robé para los protagonistas los nombres de dos amigos -Brunella Paredes y Joe Gusukuma, a quienes agradezco mucho haber estado cerca- y quise, con una historia desvariante, juntar el suicidio, los mundos imaginarios, la locura y la niñez en un solo crisol.
Ya que estamos agradeciendo, mi gratitud para Sara Joffré, mi maestra teatral, a quien le robo cada frase buena que dice y luego las recuerda cuando las ve en escena.
Hay más información sobre mí acá, en la sección Autores. Aquí hay info sobre la puesta del TUC de El último barco -incluye foto mía para las admiradoras- y en esta otra página hay datos sobre el Superpopper y la puesta del 2006. Gracias a todos los que apoyan este libro, instituciones y personas. Prometo devolver el favor trabajando mucho y escribiendo más.
Mi último agradecimiento es para Alberto Isola, quien ha escrito en el libro una presentación de ambas obras tan inteligente y conmovedora que nos deja bien a todos los teatristas. Gracias Alberto. Y a todos, gracias por ir este miércoles.
martes, 7 de agosto de 2007
Rey de Ajedrez
El último sábado de ese curso de verano, conversamos. Me preguntó dónde vivía y se asombró de saber que venía desde tan lejos. Hablaba y hablaba como nunca, de sus hermanos ociosos, de su papá que bebía, “toma poquito pero siempre toma”, de su familia que no sabía que ella era tan inteligente ni tan buena en el Ajedrez. Le faltaba ganar un partido para campeonar en esos torneos relámpago todos-contra-todos con que se cierran estos cursos, y ese partido era en mi contra. Nos gustaba la misma música, odiábamos las mismas comidas y nos burlábamos de los mismos compañeros. En silencio y por primera vez, antes de las doce le gané la partida. Me miró con odio y se metió el rey en el bolsillo sin que el profesor se diera cuenta. No campeonó y los dos nos sentimos mal por razones diferentes. Cuando ya estaba seguro de que me odiaba, se acercó a mí y me puso el rey en el bolsillo de la camisa. El profesor nos miró sin comprender. Temblé.
Al concluir la última clase de ese curso salimos como siempre, juntos, hasta la puerta lateral. Me dijo chao y como nunca antes, me besó la mejilla. Se alejó caminando, con la calma de siempre. Se dio la vuelta para volver a verme y luego corrió hasta doblar la esquina.
Nunca más la vi. Algún día mi madre me entregó, entre otros cachivaches devueltos de mi infancia, un rey de ajedrez.
viernes, 27 de julio de 2007
Terroncito de azúcar
sábado, 21 de julio de 2007
Un vals zíngaro
SOLO POR MIEDO
Letra: Juan Pablo Silvestre.
Música: Pedro A. Burruezo y J. P. Silvestre
Qué bonito es el miedo cuando es sincero
qué brillante el futuro cuando es oscuro
qué exquisito el delito cuando lo grito
cuando lo grito.
CORO: Una vida más tarde comprenderemos
que la vida perdimos
sólo por miedo.
Qué belleza la vida cuando se olvida
qué profunda la herida si está dormida
qué segura una barca a la deriva
a la deriva
CORO: Una vida más tarde comprenderemos
que la vida perdimos
sólo por miedo.
De qué sirve la calma si no me salva
cuánto vale mi alma si no cabalga
dónde va la esperanza si no me alcanza
si no me alcanza
CORO: Una vida más tarde comprenderemos
que la vida perdimos
sólo por miedo.
Qué bonito es el miedo cuando es sincero
qué salvaje el deseo cuando te veo
quién pudiera decirte lo que te quiero
¡cuánto te quiero!
CORO: Una vida más tarde comprenderemos
que la vida perdimos... sólo por miedo.
miércoles, 18 de julio de 2007
Poema en un ex libris
Se fue el pasto,
el arroyo,
Se fueron los caballos.
Los árboles,
la casa,
los caminos se fueron.
La costa ya no estaba,
ni la mar,
ni la arena.
Me quedaban las nubes,
pero también partieron.
Oliverio Girondo
Encontré este texto en el marcador de libros de una editorial, Mesa Redonda. No había más datos. Pero aquí sí.
lunes, 16 de julio de 2007
Ahora que viene mi libro...
Raphael desapareció de mí como a los ocho años y nunca más supe de él hasta que comencé a hacer teatro y a escribir obras, a los 16, cuando me di cuenta de que quería hacer que la gente se emocione en sus butacas y sienta la vida pasajera, el dolor revelador y el amor inmenso y misterioso como me lo transmitían las películas de Raphael. O mejor dicho, las reacciones de mi hermana al ver esas películas que hoy, obvio, lucen ridículas y mal hechas. Ahora que voy a editar dos obras, creo que ya puedo decirlo: en cada pieza mía hay una canción de Raphael escondida, una donde aparece la Virgen María en una gruta, otra donde alguien se enamora y olvida mientras finge ligereza, otra donde un niño es atormentado por el adiós de alguien que quiso... Me sonaba ridículo admitirlo pero creo que en estos tiempos de strip tease emocional ya se puede contar esto. Digan lo que digan.
viernes, 13 de julio de 2007
Vienen las palabras
Feliz. Voy a presentar un libro con dos obras mías: El último barco y Superpopper. Tal vez se venda ya en la Feria del Libro este mes de julio, de hecho se presenta en agosto en Crisol. Como adelanto, un monólogo que forma parte de la primera obra. Muy largo para mis posts, pero la alegría es larga.
XVIII
(El abuelo uniformado, con una medalla en la mano, habla con la sombra de otro bombero).
Señor Comandante General del Cuerpo de Bomberos del Perú, nombrado en 1917 y muerto en 1943, representado por el oficial Oscar Mendieta. Con la mayor cortesía lo he convocado a este sueño porque me veo en el imperativo moral de retornarle la Medalla al Valor que me entregara en 1929, y a pedirle castigo ejemplar para un impostor y mal bombero, el que habla. ¿Se acordará de mí? Cabo Salvador Barco, Medalla al Valor, imagínese: ¡si he sido un cobarde! ¿Recordará cómo me la dieron? Yo tenía 20 años cumplidos y uno de voluntario cuando ocurrió el gran incendio. Y aunque dicen que arriesgué mi vida, que di todo de mí, que entré al fuego a salvar gente como quien se mete a una tina, es falso. Hasta meterme en una tina me resultó... tan difícil. Sí, saqué tres o cuatro personas, tal vez 20, pero no fue nada del otro mundo. ¡40 cuadras ardiendo daban tantas oportunidades de ser héroe! Pero en medio de todo yo pecaba.
Estaba enamorado y en vez de salvar más personas me distraía pensando en ella. Vivía frente a mi casa, en Santa Beatriz. Yo la veía todas las noches desde mi ventana. Su ropa caía, mis manos se mojaban y mi boca se secaba. Nunca llegué a hablarle. Era tan pura, tan blanca, tan ajena. Tenía 16 años y no sabía que la espiaba. Pensaba en ella cuando apagaba una casa, una carreta o lo que sea. Por eso ponía tanto ardor en mi tarea. Por eso gané la medalla que hoy devuelvo porque esconde mi pecado, mi pasión, mi cobardía. Yo mojaba rescoldos pensando que la cubría, que la besaba, ella era la llama y yo la manguera. Y en esa época esperaba esta medalla, la ceremonia, las fotos en el diario La Prensa para ganarme aunque sea una mirada de ella, un poco de amor calladito y lejano. Eso me hizo correr cuando oí la alarma, salí del bar, llegué a la Bomba, me vestí y me dijeron: “¡40 cuadras arden!” Y yo respondí para ella, en silencio: “hoy por ti me hago héroe”. Salimos de rojo los bomberos de moco negro y casi me muero al ver que esas 40 cuadras eran ¡las de Santa Beatriz! Me metí primero a mi casa y luego a todas las de su cuadra salvando a tanta gente nada más para que parezca casual nuestro encuentro en la última puerta, esa que calculé no iba a quemarse hasta que nos encontráramos, yo con el agua verde, ella con sus lenguas rojas. ¡Por eso quiero devolver esta medalla! ¡Porque el cálculo me falló! Cuando llegué a su puerta, la casa estaba vacía. Su gato corrió encendido como un vómito del infierno, las cortinas, el techo y la alfombra se volvían humo y luz delante de mí y yo no podía gritar su nombre porque no lo sabía! Llegué al último ambiente: un baño de pino con una gran tina al centro, y allí, cubierta de agua, estaba ella entre la espuma, los ojos húmedos, invisible y tímida. “Salga”, grité, “yo la salvo!” Pero ella no se paraba porque estaba desnuda, y me di cuenta que prefería morir antes que mostrarse así. Entonces le dije: “le doy mi ropa si usted quiere...” y ella se acurrucó más entre el jabón y sus hervores, le dio miedo imaginarme desnudo, yo temblaba y la casa también, y caía mi sudor ardiendo como caían las vigas, y entonces, Mendieta, Señor Comandante, no supe qué hacer, no resolví nada mientras la tina burbujeaba y mi traje se blanqueaba, y ella levantó un dedo como pidiendo apoyo, pero la casa se vino abajo y no recuerdo más.
Amanecí hospitalizado, vivo de milagro, pero ella nunca apareció. Se la comieron las brasas y yo durante años me culpé de mi duda y de su muerte, y cada 10 años lloré y sufrí en sueños por ella, viéndola con el dedo arriba. Cuando cumplí 60 me percaté de que debí desnudarme y entrar con ella en la tina, debí morir mojado y abrasado para no pasar el resto de mi vida en ascuas, debí apretarla para irnos juntos a la Gloria o al Infierno. Esa es mi carga, Señor Comandante. Una culpa tan horrible que ni siquiera tiene castigo. Cuando cumplí 70 soñé que esta medalla me hería el pecho y me ampollaba los dedos, porque no la merezco. Y si la devuelvo hoy es porque he prometido, en un sueño final, encontrarme con ella. Volví a verla, ¿sabe? Y me di cuenta de que su dedo en alto no era un pedido sino una cita: espérame en el cielo, como el bolero, allá te veo. Y desde entonces busco un atajo para llegar a ella. Y desde entonces busco a mi hijo y lo busco a usted. Para encargarle a mi nieto, que está medio loco, y a mi nuera la fastidiosa. Para devolverle este escudo inútil, porque ella me espera desnudo, Señor Comandante. Ojalá nomás que usted no se moleste ni haga sonar sirenas, porque apenas nos abracemos... se va a incendiar el cielo.
Gracias por todo, Mendieta, Comandante. Hasta pronto.
Foto: Clouds of fire by Helen Lisher.
lunes, 9 de julio de 2007
Títeres del mundo
domingo, 8 de julio de 2007
Vals peruano
Cuando tengas que partir, quiero que sepas,
que estaré pensando en ti
todos mis días.
Vivirás en mi alegría y mi tristeza,
reinarás en el altar
del alma mía.
Al partir me dejarás tus agonías,
y en la casa que sin ti
quedó muy triste
nadie ocupará el lugar que tú tenías,
porque se murio mi amor
cuando te fuiste.
Cada domingo a las doce saldré a la ventana
para esperarte como antes
despues de la misa.
Y en la esquina solitaria voy a ver a mi alma
que espera tus pasos
buscando mis brazos
y sin tu sonrisa...
se irá el sol de la mañana,
te llorarán las campanas,
cada domingo a las doce, después
después de la misa.
viernes, 6 de julio de 2007
Otra lista más
- Las obras completas de Sarah Kane en español
- Otra caja de Chianti
- Dormir mucho y chatear menos
- El comentario de Alberto Isola para mi libro
- El poema de Lila Ripoll titulado Viagem en un libro suyo que se titula igual
- Dejar de guardar regalos en La Caja que perdió el Sentido
- Arreglar la ampliadora
- Acostumbrarme a ir solo al teatro
- Una lista de nuevos sueños, nueva gente, nuevo todo.
sábado, 30 de junio de 2007
Todos fuimos engañados
jueves, 28 de junio de 2007
Golpe de sombra
A day in the life
Hoy empieza la vida después de ti. Ya no tengo que esperarte para saber mi futuro ni tengo que seguirte para conocer mis pasos. Tú lo decidiste hace mucho pero yo me resistí, te acompañé, peleé por lo que creía y creía estar junto a ti cuando tú estabas junto a dios sabe quién. Creía, pero el maltrato y el egoísmo apagaron mi fe.
Pudo unirnos el amor mutuo, pero el amor propio lo mató.
Hoy tienes un lastre menos y puedes volar más alto. Yo tengo una vida nueva, como una carta sin abrir. Aceptaré lo que en ella venga escrito. Sé que no lleva tu nombre.
jueves, 14 de junio de 2007
Stay hungry, stay foolish
Y acá va la segunda parte:
miércoles, 13 de junio de 2007
Yo sé que no se busca
domingo, 10 de junio de 2007
Uno de Neruda
Amor, amor, oh separada mía
miércoles, 6 de junio de 2007
La Paz no queda tan lejos
sábado, 19 de mayo de 2007
Tres mujeres
Desde Cusco
lunes, 7 de mayo de 2007
De repente un día
jueves, 3 de mayo de 2007
El texto al pie del cuadro
Ama al Otro, mira los ojos del Otro,
Piensa que un día alguien se ahogó en su agua,
perdido de amor.
Para alguien, por un tiempo, esos ojos eran planetas,
territorio infinito de atracción y esperanza:
los sueños mas excesivos han nacido allí en esos ojos,
donde la madre, hace mucho, construyó un futuro de gloria y brillo
“Victoria sobre el vacío, esos ojos la ganarán”
Alrededor de los ojos la piel, suave, tan suave como la de un bebé,
hoy erizada es necesario defenderse, la vida, comprendes.
El se perdió tantas veces, tantas veces malgastado,
A causa de desafíos, deberes, por todos esos cuentos que tejen a la gente
les cortan del único propósito que podría ser alcanzado:
hacer sonar dentro de sí el eco claro de lo divino,
saber y compartir esa eternidad,
darse en cuerpo y alma a Su Incandescencia.
Pero
En su corazón sordo sofoca la incansable música,
que desde tanto tiempo, testaruda, se repite, insiste
Y el tiempo se impacienta sobre sus tierras interiores, desamparadas, secas...
Pero
Aún él se malgasta, y continúa perdiéndose, a causa de desafíos, deberes,
Por todos esos cuentos que hacen morir a las personas,
Antes de que puedan vivir.
Ama al Otro, mira los ojos del Otro.
Texto del pintor Guy Ferrer, colgado en su muestra en el ICPNA de Miraflores a inicios del 2007.
miércoles, 2 de mayo de 2007
Hello Moto
domingo, 29 de abril de 2007
Cartas que viajan sin fin
domingo, 22 de abril de 2007
Dile a esa chica que no joda más
no pruebes los licores del placer.
Si eres alérgico a los desengaños
olvídate de esa mujer.
Compra una máscara anti-gas,
manténte dentro de la ley.
Si lo que quieres es vivir cien años
haz músculos de cinco a seis.
Y ponte gomina que no te despeine
el vientecillo de la libertad,
funda un hogar en el que nunca reine
más rey que la seguridad.
Evita el humo de los clubs,
reduce la velocidad
Si lo que quieres es vivir cien años
vacúnate contra el azar.
Deja pasar la tentación
dile a esa chica que no llame más
y si protesta el corazón
en la farmacia puedes preguntar:
"¿tienen pastillas para no soñar?"
Si quieres ser Matusalén
vigila tu colesterol,
si tu película es vivir cien años
no lo hagas nunca sin condón.
Es peligroso que tu piel desnuda
roce otra piel sin esterilizar,
que no se infiltre el virus de la duda
en tu cama matrimonial.
Y si en tus noches falta sal
para eso está el televisor!
Si lo que quieres es cumplir cien años
no vivas como vivo yo...
Canción conocida: Pastillas para no soñar. Letra de Antonio García de Diego, Joaquín Sabina y Pedro Varona.
Pasajero de la nada
Sólo tú fuiste a recogerme.
Recién hoy descubro cuánto te agradezco.